La Senda Pirenaica o GR11, como más
comúnmente se le conoce, es la ruta de Gran Recorrido que une los dos extremos
de los Pirineos por la vertiente española. En sus más de 750 kilómetros de
recorrido, conecta el Cabo de Creus, en el Este, donde el Pirineo se sumerge en
el Mar Mediterráneo, con el Faro de Higuer, en el Oeste, lugar en el que se
sumerge en el Mar Cantábrico.
De forma paralela a la cordillera
pirenaica, pero en territorio francés, discurre el GR10, algo más alejado de
las cumbres y con menor desnivel en las etapas. Entre ambos recorridos se
encuentra la Alta Ruta Pirenaica (ARP o HRP, en sus siglas en francés), que
generalmente discurre a mayor altura y que en algunos trazados, como el de
Ediciones Sua, asciende también a las cumbres. Es un recorrido más exigente y
peor señalizado, además de no terminar siempre en refugios o albergues, lo que
hace necesario contar con tienda de campaña y material de acampada.
La cordillera pirenaica, y con ella la
GR11, se puede dividir en tres sectores claramente diferenciados: Occidental,
Central y Oriental.
El Pirineo Occidental se encuentra
entre el Cabo de Higuer y Zuriza, y se caracteriza por sus verdes paisajes, sus
montañas redondeadas, su pastoreo y sus abundantes lluvias y nieblas durante
casi todo el año. La ruta comienza entre pastos, para avanzar luego por hayedos
tan imponentes como la Selva de Irati, y por zonas de abetos. Los picos más
importantes de este sector son el Orhi (2.018 m.), Peña Ezkaurre (2.047 m.), La
Mesa de los Tres Reyes (2.444 m.) y el Anie (2.507 m.).
El Pirineo Central se encuentra
comprendido entre Zuriza y Vielha, y en él podemos observar un notable cambio
en el paisaje, que se vuelve más agreste y donde aparecen ya las altas cimas de
piedra desnuda, los ibones de un azul profundo y los neveros que persisten durante
todo el año. En este sector se concentran la mayor parte de los picos de más de
tresmil metros de la cordillera, que se alternan con zonas de pino negro y
pastos de altura. Destacan, con nombre propio, algunas cumbres: Balaitous
(3.144 m.), Picos de los Infiernos (3.083 m.), Vignemale (3.298 m.), Monte
Perdido (3.355 m.), Bachimala (3.177 m.), Posets (3.375 m.), Maladeta (3.308
m.) y Aneto, que con sus 3.404 m. es el punto más elevado de la cordillera,
superado en la Península solo por el Mulhacen, en Sierra Nevada.
El Pirineo Oriental ocupa
de Vielha al Cabo de Creus, y se caracteriza por relieves más suaves pero con
crestas graníticas de gran altura, alternadas por multitud de lagos, como en el
Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici. Poco a poco, los
abetos y pinos negros van perdiendo protagonismo y finalmente aparecen los
cultivos, masías y la vida rural. Los picos más importantes de este sector son
La Punta Alta (3.014 m.), Els Encantats (2.738 y 2.747 m.), Peguera (2.983 m.),
Mont Valier (2.838 m.), Mont Roig (2.868 m.), Certascan (2.883 m.), Pica
d´Estats (3.140 m.), Pedraforca (2.498 m.), Puigmal (2.909 m.) y Canigó (2.784
m.), entre otros.
La señalización del GR11 consiste en
unas marcas blancas y rojas, y en general está bien marcada, a excepción de
algunos tramos concretos.
Sus etapas comienzan/terminan generalmente en pueblos, refugios de montaña o albergues, con lo que en principio no es necesaria tienda de campaña ni material de acampada. No obstante, si vamos a alterar el trazado original de las etapas, queremos ahorrarnos parte de las noches de refugio o simplemente nos apetece realizar la ruta de forma más independiente, será necesario incluir en la mochila una tienda ligera, un buen saco de dormir (incluso en verano), hornillo y demás útiles de cocina y víveres suficientes para dos o tres días, ya que tendremos la posibilidad de ir comprando provisiones cada dos ó tres etapas, generalmente. Será necesario informarnos de si está permitida o no la pernocta, ya que la reglamentación no es común a toda la cordillera.
El trazado del GR11 varía según la
editorial que confeccione el mapa, y suele estar dividida entre unas 35 y 47
etapas, de dificultad bastante variable. La dificultad variará según el terreno
por el que caminemos, ya que obviamente no todo el Pirineo es igual de agreste,
la duración de las etapas que hayamos elegido y dependerá igualmente del peso
con el que estemos cargando a la espalda.
Una de las guías más completas de la
ruta es la de la Editorial Prames (www.prames.com), que tiene
mapas de las 47 etapas en las que divide la ruta, con escala hasta 1:40.000,
desniveles de cada jornada y un libro con información adicional que puede
resultar de utilidad.
La guía de Editorial Alpina es otra
opción (www.editorialalpina.com), sobre todo
si nos decantamos por la parte catalana de la ruta, y sus mapas sueltos y en
formato de bolsillo de las diferentes secciones de la cordillera son los más
actualizados, lo que nos puede venir bien como complemento si hemos adquirido
la guía de Prames.
Los Cuadernos Pirenaicos, de Ediciones
Sua (www.sua-ediciones.com) que dividen
la cadena montañosa en 22 secciones de mar a mar, cuentan con mapas-guía a
escala 1:25.000 y 1:50.000, e incluyen de cada zona ascensiones, excursiones,
travesías y datos prácticos. Si bien no dan información detallada de las etapas
del GR11, recogen su trazado y pueden ser de ayuda si ya llevamos claras las
etapas que vamos a realizar, o si queremos incluir en la ruta alguna ascensión.
Para ir haciéndonos una idea de las etapas, su duración, comienzos, etc. la web www.travesiapirenaica.com, que la divide en 44 jornadas, nos puede resultar de gran utilidad.
En nuestro caso, y dado que no disponemos del tiempo suficiente para embarcarnos en hacer la ruta completa, nos hemos visto obligados a dividirla en fases.
Primera fase: teniendo por delante las vacaciones de verano de 2013, elegimos una zona de la cordillera en la que poder enlazar varias etapas, y nos decantamos por parte del Pirineo Central y el Oriental. Realizando la Senda de Camille y en otras muchas salidas a la montaña ya teníamos bastante trotado el Pirineo Occidental, así que nos decidimos por esta zona, fundamentalmente por su espectacular atractivo paisajístico y por las cimas que engloba.
Elegimos además hacer la ruta de Este a Oeste, porque nos pareció más lógico hacerlo así teniendo en cuenta dónde comenzábamos y dónde pensábamos terminar. De la poca gente que nos cruzamos haciendo la ruta fuimos los únicos que elegimos hacerla en este sentido, a pesar de que la gente coincide en que es más cómoda al no llevar el sol de frente.
En vista de que nos apetecía poder elegir dónde íbamos a pasar la noche sin depender de los refugios, y con idea de recortar algo el presupuesto de la ruta, optamos por llevar lo necesario para ser autónomos un par de noches. En el Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici no está permitida la pernocta ni el vivac por libre (y es recomendable reservar con tiempo en los refugios), pero en el resto de las etapas, y siempre con un ojo puesto en la climatología, pudimos pasar noches memorables al raso, o lo que es lo mismo, en un hotel de un millón de estrellas.
Con todo preparado y bien planificado, nos pusimos en ruta en tren desde Pamplona hasta Lleida vía Zaragoza, para luego coger un autobús hasta La Guingueta. De allí un par de buenos samaritanos nos acercaron a Espot, donde habíamos reservado un hotel para comenzar a caminar a la mañana siguiente.
Todo un día de trayecto para acercarnos a las montañas, con muchas ganas de comenzar a andar y de disfrutar de las ansiadas vacaciones, que parecían no llegar nunca.
Segunda fase: varios meses más tarde, en febrero de 2014, retomamos la ruta en sus dos etapas más occidentales, con un planteamiento bastante diferente. En primer lugar solo disponemos de un fin de semana, así que dos etapas es el máximo al que podemos aspirar, sobre todo teniendo en cuenta la duración de las mismas. En segundo lugar, optamos por reservar una noche de hotel en el medio, con idea de cargar con lo imprescindible, y dejamos aparcada en casa la tienda de campaña, sacos y demás.
Volvemos a decantarnos por caminar de Este a Oeste, esta vez por las combinaciones de autobús que nos vienen mejor, y porque nos parece más interesante caminar viendo el mar que dejándolo a la espalda.
Con una planificación bastante estudiada aunque decidida en el último momento, nos ponemos en ruta hacia Elizondo, dispuestos a hacer noche en la furgo y comenzar a caminar temprano a la mañana siguiente. Muchos fines de semana de lluvias han hecho que llevemos tiempo sin calzarnos las botas, así que no sabemos cómo vamos a responder al esfuerzo. Por si acaso, sabemos que la ruta se cruza en ocasiones con la carretera, con lo cual podemos disponer de varias vías de escape.
Tercera fase: en abril de 2014, queremos aprovechar un domingo suelto en que dan un tiempo espectacular haciendo una etapita, pero la mala combinación de transporte público nos obliga a tener que pedir favores a la familia. Conseguimos transporte hasta el Puerto de Urkiaga y caminamos hasta Elizondo, donde podemos regresar a Pamplona en autobús.
Un solo día nos sabe a poco, pero es mejor que nada y regresamos a la ciudad con la sensación de haberle sacado chispas a las horas de las que disponíamos.
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