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jueves, 9 de mayo de 2013

Sexta etapa Senda de Camille: Lizara (1.515 m.) - Somport (1.615 m.) 29 de julio de 2012

Distancia: 17,4 kilómetros
Desnivel positivo: 1.070 m.
Desnivel negativo: 980 m.
Cota máxima: Puerto de Vernera, 2.118 m.
Tiempo de marcha: 5 horas y 20 minutos


Hemos pasado la mejor y más silenciosa noche de toda la ruta, a excepción de la pareja que teníamos un poco más a la derecha, que le dio por debatir susurrando sobre su relación, aunque terminaron pronto porque él no estaba tan parlanchín como ella. Anda que no tendrían mejores momentos para charlar…

De nuevo el día comienza con un desayuno potente y con la recogida de la bolsa de picnic, porque la etapa de hoy es más larga que la de ayer, y cuando terminemos aún nos quedará el trayecto en bici hasta Lescun y luego en coche hasta Pamplona, así que tenemos por delante un largo día.

Dejamos Lizara a las 7:50 y comenzamos la ruta desandando parte del último tramo de pista de ayer, para luego girar a la derecha e internarnos en un precioso bosque de pinos.
La senda es estrecha y asciende poco a poco, hasta llegar al refugio de Ordelca, a partir de donde iremos dejando atrás los árboles y sus sinuosas raíces.

Caminamos a partir de ahora por un sendero colgado a la izquierda de un valle cerrado: tenemos sobre nosotros la muralla rocosa del Ruabe del Bisaurín y a la derecha el Macizo de Vernera.








Durante la subida por el Achar de Catiellas nos acompaña un ganadero que va a llevarles sal (el saco parece pesar lo suyo) a sus vacas, que están pastando en la Plana Mestresa. Nos cuenta que hace poco murieron aquí despeñadas 61 novillas pertenecientes a varios ganaderos de la zona (él mismo incluido), y desde donde estamos se observan claramente los huesos, único rastro visible tras el paso de los buitres, ya que por lo inaccesible del lugar no pudieron ser retiradas.  




El cree que fue un oso el que las asustó, aunque desde el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón sostienen que los dos osos que esporádicamente transitan por esta zona (Neré y Canelito) se encontraban en puertos del lado francés muy alejados de aquí. Nosotros no tenemos ni idea, solo sabemos que efectivamente son muchas vacas muertas a la vez y que la imagen del grupo de buitres que aquí se congregó para dar cuenta de los restos debió ser épica.

Con la conversación de este hombre caminamos muy entretenidos y no nos damos ni cuenta del ascenso, aunque es constante. Además las vistas son espectaculares.
Alcanzamos la Caseta de Vernera (1.976 m.) a las 9:10 y paramos a picar algo rápido a la vez que hacemos unas fotos.

Continuamos ascendiendo y dejamos a la derecha el ibón colmatado de Pau de Vernera (1.984 m.) para internarnos en la Plana Mestresa, una alfombra verde atravesada por el Barranco de Vernera. Recorremos el valle siguiendo el curso del agua y vamos parando a hacer fotos porque el paisaje es sencillamente fabuloso.



El ascenso continúa hasta que coronamos a las 9:55 el Puerto de Vernera (2.115 m.), y a partir de entonces comenzamos el descenso.

Bajamos unos pocos metros tras girar a la izquierda y penetramos en el Valle de los Sarrios, una de las joyas escondidas de la Senda y de los Pirineos en general. Se trata de un valle encajonado entre las paredes del Pico Liovella (2.334 m.) a la izquierda, del Puntal del Bozo (2.407 m.) a la derecha y del Circo de O Ibón al fondo.
La roca desnuda contrasta con el manto herboso de la vaguada y el riachuelo que la atraviesa, salpicado aquí y allá con bloques erráticos, el resultado es una imagen impresionantemente bella que queremos una y otra vez llevarnos en nuestra cámara.

Lo ideal es recorrer este valle a primera hora de la mañana, cuando los sarrios aún no se han asustado del trajín de los humanos y se les puede observar desde bastante cerca.
Hay que tener cuidado ya que parte de la superficie del valle está encharcada y es fácil terminar con los pies sumergidos.

El valle termina en el Ibón de los Sarrios, que alcanzamos a las 10:15, y que al volver la vista atrás nos brinda una panorámica impresionante, más aún si nos subimos a alguno de los bloques para ganar perspectiva.


Comenzamos el descenso hacia el Ibón de Estanés por un camino abrupto e incómodo que pierde desnivel rápidamente por las Laderas de Cantal. Cuando ya estamos llaneando tomamos un desvío a la derecha hacia el ibón. Aquí es importante no liarse, ya que un poco más adelante nos enlazaremos con la GR11 en dirección a Somport y una confusión con las señales nos puede llevar directos a Aguas Tuertas, como casi les pasa a una pareja de francesas que iban delante de nosotros.

Bordeamos el ibón por la derecha pero sin bajar hasta la orilla, pensando en lo diferente que recordábamos esta zona, ya que nuestra última visita fue en pleno invierno con las raquetas.



Dejamos atrás el ibón a las 11:00 y tomamos un desvío a la derecha por donde ya se ve mucha gente subiendo y bajando, y es que desde Sausanet este es un bonito paseo para hacer en un día y en cualquier época del año.
Paramos a comer en la bifurcación hacia el parking de Sausanet y a las 11:50 nos ponemos de nuevo en marcha para internarnos en el bosque del mismo nombre, tras pasar por una zona de prados con unas vistas muy chulas.
El bosque está sombrío y húmedo y doy un par de traspiés sin consecuencias que me hacen ir con los cinco sentidos atentos. Pasamos a algún que otro excursionista a la velocidad del rayo, y es que se nota que hoy es nuestro cuarto día de ruta y andamos muy en forma…

Llegamos a la Chorrota de Aspe a las 12:30 pero pasamos de largo porque el año pasado ya hicimos las fotos de rigor al confundirnos de camino y hoy tenemos aún bastante camino por delante.
Recorremos despacito el estrecho sendero que cruza el canchal, con un buen susto ya que un grupo va por un sendero justo encima nuestra (a pesar de las señales expresas de peligro) y las piedras sueltas evidentemente nos caen a nosotros. Esperamos a que rectifiquen y vayan por donde se debe ir y entramos de nuevo en el bosque aliviados.
Salimos a una zona de monte bajo y a las 13:00 llegamos a una bifurcación que tomamos hacia la izquierda, ya que hacia la derecha bajaríamos a la carretera de Candanchú.
Ascendemos un poco entre matorrales que nos marcan un poco más las piernas y pasamos por la Ciudad de Piedra para introducirnos después en las pistas de ski de fondo hasta el Alto de Santa Cristina o Cima de Candanchú.


Desde aquí el camino desciende hasta el Puerto de Somport (1.615 m.), donde llegamos a las 14:10. Nos tomamos algo fresquito, sellamos la cartilla (y recogemos la camiseta de premio por haber completado la Senda), cogemos las bicis y dejamos las mochilas.

 










Recorremos los casi 18 kilómetros hasta Cette-Eygun por la N134, que son totalmente de bajada y se van pasando sin problemas aunque con prudencia porque hay tráfico.
Al llegar al pueblo, y en vista de que en breve comienza la subida a Lescun (que no me veo con fuerzas de hacer), decidimos separarnos: yo me quedo en una feria de artesanía comprando un poco de queso y pastel vasco y Jorge echa el resto hasta llegar a la furgoneta, primero en bici (los últimos dos kilómetros de bajada) y luego corriendo (casi 6 kilómetros de subida), ¡un final de travesía por todo lo alto!
Finalmente paramos en el abergue a recoger las mochilas y regresamos a casa satisfechos aunque con pena de terminar la travesía, y ya pensando en nuevas rutas, aunque nuestro objetivo más cercano es un viaje al otro extremo del planeta…



jueves, 2 de mayo de 2013

Quinta etapa Senda de Camille: Gabardito (1.380 m.) - Lizara (1.515 m.) 28 de julio de 2012

Distancia: 9,6 kilómetros
Desnivel positivo: 693 m.
Desnivel negativo: 536 m.
Cota máxima: Collado de Lo Foratón, 2.000 m.
Tiempo de marcha: 5 horas


Hoy tenemos una etapa breve y sin mucho desnivel, así que nos lo tomamos con calma. Nos habría gustado quedarnos en la cama remoloneando, pero la gente que está haciendo la travesía en sentido inverso tiene que llegar hasta Linza hoy, y como nosotros hicimos ayer, se levantan muy pronto, así que entre luces de frontales, ruidos de cremalleras y puertas, al final nos desvelamos y nos levantamos.
Desayunamos más o menos lo mismo que ayer, casi parece que estemos en el buffet de un hotel y además hoy no tenemos prisa, así que nos relajamos y disfrutamos del momento.

Arrancamos a las 9:10 siguiendo las indicaciones de la GR11 y siguiendo el trazado de las pistas de ski de fondo de la Estación de Gabardito, por un bosque de pinos por donde se va cómodamente y sin apenas desnivel.

Dejamos atrás las pistas y más adelante abandonamos el bosque, comenzando poco a poco el ascenso por un camino que a ratos parece una antigua calzada empedrada, y de hecho tal vez lo fuera. Vamos bordeando una pared rocosa que queda a nuestra derecha y conforme vamos ganando altura a nuestra izquierda va quedando allá abajo el frío verdor del bosque.
Un poco antes de llegar al Salto de la Vieja (1.540 m.) el camino se bifurca y debemos tomar el de la derecha, donde la subida se hace más dura, en sucesivos zigzags con rocas intercaladas, hasta llegar al Plan de Dios Te Salve (1.710 m.).  



Hace ya algún tiempo que ascendimos al Bisaurin y lo hicimos desde Lizara, pero esta vertiente nos gusta mucho más, el camino nos parece mucho más bonito que la parte que haremos luego de bajada.

Alcanzamos el refugio de Dios Te Salve a las 10:15 y como vamos sobrados de tiempo paramos un rato a contemplar, hacer fotos, echar unos tragos de agua, etc. 

Vemos las primeras marcas indicadoras de la Senda, precisamente en una etapa que no tiene pérdida.




Recorremos cómodamente el llano y pasamos el refugio de Plan d´Aniz, desde donde comenzamos a subir poco a poco al collado. La subida se hace larga con varios colladetes previos que engañan y nos hacen pensar que alcanzamos la meta cuando aún nos queda subida.




Coronamos el Collado de Lo Foratón (2.016 m.) a las 11:30. Allí es donde convergen las dos vertientes de ascenso normal al Bisaurin (2.670 m.), la de Lizara y la de Gabardito, y sus vistas son impresionante, aunque comienzan a echarse unas nubes que en breve ocultarán el pico de nuestra vista.



Al ser esta etapa tan corta existe la posibilidad de ascender al Bisaurin sin demasiado esfuerzo y sin añadir demasiado tiempo a la misma, pero nosotros ya lo subimos hace un par de años y le tenemos ganas en invierno, así que no nos seduce demasiado la idea de hacer cima. No obstante, y en vista de que la etapa es realmente corta, decidimos subir al Puntal Alto de lo Foratón (2.154 m.) que queda justo enfrente.


Nos comemos unos maíces mirando hacia Gabardito intentando guarecernos del viento que sopla, y ascendemos sin mayor complicación al monte, que más parece una colina.
Tras la pequeña excursión retomamos la etapa a las 13:15 y comenzamos el descenso hacia Lizara, que se ve muy pequeño allá abajo.



El descenso es aburrido, sobre todo porque es muy pronunciado en el primer tramo y porque es un camino que ya conocemos, pero para las 14:15 estamos en el refugio dispuestos a comernos unos huevos con patatas, así que tan contentos.



Las habitaciones del refugio están genial, tienen dos pisos de literas con capacidad para unas 8 personas cada uno, y baño dentro de los cuartos, un verdadero lujo. Pasamos la tarde leyendo y jugando al parchís y cenamos alubias verdes, pollo asado con patatas y flan.
El día nos ha dejado descansados y nos quedan ganas de esperar a que se haga de noche para hacer experimentos fotográficos con los frontales… además de contemplar un precioso aunque breve atardecer.







Cuarta etapa Senda de Camille: Linza (1.340 m.) - Gabardito (1.380 m.) 27 de julio de 2012

Distancia: 22,9 kilómetros
Desnivel positivo: 1.640 m.
Desnivel negativo: 1.600 m.
Cota máxima: Achar de Alano, 1.900 m.
Tiempo de marcha: 11 horas y 50 minutos


Hoy tenemos por delante la etapa más larga y más dura de toda la travesía, estamos hechos a la idea y para ir con calma madrugamos mucho. Nos metemos entre pecho y espalda un desayuno como para aguantar sin comer dos días a base de zumo de naranja, yogur, tostadas con mantequilla, galletas, cereales… todo ello aderezado con un buen par de colacaos, ¡casi nada, vaya! Puede parecer excesivo, pero ya sospechamos que el aporte calórico va a ser más que necesario para alcanzar el objetivo de hoy.
Nos pedimos unos bocatas para comer a lo largo del día (por si con el desayuno de los campeones no fuera suficiente…) y tras despedirnos de los compis que van a continuar la Senda por la variante de la Selva de Oza, nos ponemos en marcha a las 7:10.

La etapa comienza con un tramo poco lucido, no por el paisaje, que es una maravilla, sino porque se trata de la carretera que une el refugio de Linza con el camping de Zuriza. Hay que decir que es poco transitada (aunque nosotros ya hemos perdido la cuenta de las veces que la hemos recorrido) y más aún un viernes a estas horas, pero de todos modos andar por asfalto no es lo ideal cuando haces una ruta de montaña.
Llegamos al cruce del camping a las 8:00 y continuamos hacia el este por la pista (ya sin asfaltar) que conduce a Taxeras, que avanza paralela a la Sierra D´Alano, y que coincide con un tramo de la GR11.



Llegamos a Taxeras a las 8:30, hasta ahora hemos ido caminando a la sombra pero el sol comienza ya a alcanzar el fondo del valle y a nosotros con él.

Dejamos la GR11 que se dirige al Collado de Petraficha y comenzamos el ascenso al único paso franqueable de la Sierra D´Alano. Cruzamos el puente y nos internamos en un bosque que nos hace pensar que bien podría grabarse allí algún anuncio de material de acampada, por lo idílico del entorno, aunque no tenemos tiempo para deternos y seguimos adelante. Nada más abandonar el bosque nos salen a encuentro dos perros que defienden con celo el ganado, la verdad que imponen y no vemos el momento de dejarlos atrás a ellos y a sus estruendosos ladridos…

El sendero se corta en repetidas ocasiones con los zigzags de la pista y finalmente coincide con ella unos cientos de metros antes de separarse definitivamente: la pista gira a la izquierda y nosotros continuamos la ascensión directos al paso, ese corte en forma de V entre los descomunales bloques de piedra desnuda.



El sendero es precioso, el bosque ha quedado atrás y hemos ganado bastante altura, así que  ahora vemos desde arriba el Valle de Taxeras y la vista es maravillosa. La subida está salpicada por árboles retorcidos y solitarios que guían el camino, incluso nos parece que lo vigilan, además de proporcionar algo de sombra para recuperar el aliento.

Poco a poco el verde de los pastos se convierte en roca suelta y frenamos un poco el ritmo, por el esfuerzo y por ir mirando con cuidado por donde andamos. Coronamos el Collado del Achar de Alano (1.900 m.) a las 10:20 con la lengua fuera, aunque nos recuperamos enseguida tras un breve tentenpié, porque sudados como estamos pararse a la sombra y con el aire que sopla aquí arriba no es buena idea, que este año no queremos abandonar.




Al pasar el Collado se abre ante nosotros una zona de pastos de altura desde la que nacen varios senderos para ascender a otros tantos picos, como Peñaforca (2.391 m.), Ralla de Forca (2.131 m.) o Peña de Cuello Marcón (2.065 m.). Hay que estar atento porque no es difícil confundirse de camino, de hecho este es uno de los momentos en los que echamos en falta una mejor señalización de la Senda, aunque también debo decir que nosotros y solo nosotros somos los responsables de la pifia que supone el camino elegido a partir de este punto.

La Senda desciende unos 500 metros por el Estrecho de a Ralla para volver a ascenderlos más tarde por la Selva de lo Furno, esta es la versión oficial y la que recomiendo a cualquiera que pretenda hacer la travesía (en cualquiera de sus dos direcciones). Hay sin embargo otro camino que conduce al Collado de Lenito Baxo, que no tiene apenas desnivel ya que discurre “colgado” y paralelo a la Senda, pero que no es sencillo en absoluto, y que desde luego no supone ni un recorte en el tiempo de marcha, ni una mejora en la comodidad de la misma. Es cierto que no tenemos que bajar para volver a subir, pero el camino es expuesto, estrecho, inexistente en la mayoría del trayecto y arriesgado en dos o tres pasos, más si tenemos en cuenta la mochila con la que cargamos.


Coronamos el Collado de Lenito Baxo (1.716 m.) a las 13:30, con una sensación de alivio enorme por haber salido ilesos de semejante despropósito de atajo, con las piernas llenas de arañazos y con unas ganas de terminar ya la etapa importantes, pero nada más lejos de la realidad. Allá a lo lejos se ve ya el refugio de Gabardito, casi en línea recta desde nuestra posición, pero con una importante bajada y una última subida antes de alcanzarlo. Ver la meta tan cerca y a la vez tan lejos nos recuerda a la travesía del Campo Base del Annapurna que hicimos el año pasado, donde una y otra vez se repite esta jugarreta: pueblos enfrente unos de otros pero separados por un río en el fondo del valle que hay que cruzar prácticamente a la altura del agua…


Picamos algo y le damos un poco de tregua a las piernas antes de afrontar la bajada hasta la carretera de Oza, que resulta agotadora: comienza por prados, con multitud de senderos que aparecen y desaparecen confundiéndonos (y hoy ya no estamos para líos…) y luego por una pista criminal (irregular, incómoda y llena de piedras sueltas) que hace que nuestras rodillas empiecen a quejarse.
Llegamos al cruce de la carretera a las 15:15, no veíamos ya la hora de terminar la bajada, aun sabiendo que todavía nos resta una subida para terminar el día. Dada la hora que es hace un calor asfixiante y pensamos darnos un rápido baño en el río a ver si revivimos, pero resulta que aquí es peligroso bañarse y está prohibido, tremenda desilusión.
Optamos por situarnos ya en camino hacia Gabardito: recorremos unos metros en dirección a Siresa y en breve aparece el desvío al refugio, seguido por el Puente de Santa Ana (940 m.), a partir de aquí la Senda comparte trazado con la GR11. Buscamos  una buena sombra donde poder comernos el bocadillo y nos quitamos las botas porque nuestros recalentados pies nos lo piden a gritos.
Descansamos un buen rato, hacemos acopio de las pocas fuerzas que nos quedan y nos ponemos de nuevo en marcha a las 16:00. La subida al refugio se hace sencillamente agónica: nos cuesta dar con el camino correcto en un par de ocasiones, el sendero asciende sin tregua y el cansancio de todo el día va pesando.
Es posible hacer el ascenso más leve siguiendo el trazado de la carretera, pero no nos vemos con ganas de añadir distancia al recorrido, aunque esto lo haga más duro. Eso sí, más vale que vamos por la sombra y que a mitad de camino damos con la Fuente de Balandin, donde unos scouts nos miran curiosos beber agua sin parar como si acabáramos de llegar tras una semana perdidos en el Sahara.
El camino se cruza siete veces con la carretera, y cada una de ellas pienso “si pasa un coche le digo que me lleve”, pero en ese momento no pasa nadie y tengo demasiadas ganas de llegar como para sentarme a esperar, así que continúo hasta el siguiente cruce, donde tampoco pasa nadie… así sucesivamente hasta que llegamos al refugio a las 18:00, al límite literalmente de mis fuerzas.
Me he ganado el aquarius, la ducha y la cena, pero lo que más me satisface de todo ello es la sensación de haber llegado caminando, sencillamente.



En lo que nos cuesta recuperar el aliento y quitarnos las botas empieza a llover, no nos lo podemos creer… si llega a llover hace una hora hubiera sido criminal, al final hemos tenido suerte y todo.
Nos duchamos y el cuerpo lo agradece, aunque el esfuerzo se nota, ha sido una etapa muy dura, muy larga y no precisamente la más bonita.
Hacemos tiempo hasta la cena leyendo revistas de montaña y jugando al parchís. Cenamos fideuá de pescado, ensalada y croquetas de jamón, todo ello en cantidad, porque ya ni nos acuerdamos del atracón que nos dimos en el desayuno, ¡parece que hayan pasado cuarenta horas desde entonces! Compartimos mesa y animada conversación con una pareja valenciana, Vicente y Susi, y les llenamos la cabeza de recomendaciones para viajar a Nepal, que el tema da mucho de sí…
El día aún nos regala un bonito atardecer que disfrutamos con la buena música que ponen en el refugio y un colacao bien calentito y nos metemos a la cama pronto, pensando en la jornada leve que tenemos para mañana…