Distancia:
10,2 kilómetros
Desnivel
positivo: 1.388 m.
Desnivel
negativo: 381 m.
Cota
máxima:
Tiempo
de marcha: 7 horas y 40 minutos
Ayer hicimos un alto en la ruta
para ascender el Aneto, “techo de los Pirineos”, con sus 3.404 metros. Fue un
día memorable, que merece ser contado con todo lujo de detalles e imágenes en
otra ocasión.
De regreso a Benasque optamos
por mudarnos de alojamiento, ya que el presupuesto se nos iba a resentir mucho,
y tras hacer la compra volvimos haciendo autostop al camping Aneto de Puente de
San Jaime.
Tras una buena cena
planificamos la ruta del día siguiente, una vez comprobado que el pie de Jorge responde,
decidimos continuar camino por todo lo alto.
Aprovechamos la comodidad del camping
para hacer una colada (necesaria a estas alturas), desayunar tranquilamente,
ducharnos, etc.
Terminamos de planificar la
ruta y optamos definitivamente por pasar por Angel Orús en vez de por el
Refugio de Estós, principalmente porque tienen servicio de alquiler de
crampones y piolet, y vamos con la firme intención de ascender el Posets, que
era uno de los objetivos de la ruta. El Aneto no entraba dentro de nuestros
planes, pero eso es precisamente lo bueno de tener un mes de vacaciones por
delante, que somos libres para alterar los planes sobre la marcha.
Entre una cosa y otra
abandonamos el camping a las 12:15, cuando ya empieza a hacer un calor
considerable.
La ruta en este tramo es una pista que discurre paralela al Río Estós, y que suaviza un poco la sensación de calor con el frescor y el murmullo del agua.
A las 13:00 llegamos a la
Cabaña Santa Ana, que era una de las opciones que barajamos ayer como
alojamiento, pero no teníamos ganas de ponernos a andar tras el madrugón y la
paliza de día que llevábamos.
Apenas 15 minutos más tarde
encontramos una fuente en la que rellenamos las botellas y pasamos unos minutos
bebiendo.
Alcanzamos la bifurcación de la ruta a las 13:25. El camino de la derecha sigue por pista hacia el Refugio de Estós, que queda a una hora y media, y el de la izquierda se dirige bosque a través al Ibón de Batisielles, que queda más o menos a la misma distancia.
A partir de la bifurcación el camino se introduce en la sombra, cosa que agradecemos sobremanera porque hace mucho calor, y se vuelve más agreste y empinado, y sin duda más entretenido. La senda está bien marcada, y aunque se hace dura por la ganancia de altitud, vamos mucho más agusto por aquí.
Cuando estamos a punto de llegar al Ibón Chico de Batisielles (1.865 m.), el camino se transforma en una pasarela que nos recuerda a la zona del Estany Llong, en el Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de San Maurici, que visitamos hace años.
Las Agujas de Perramó (2.453 y 2.554 m.), allá a lo lejos, asoman en la foto y marcan el camino que seguimos.
Alcanzamos el Ibón Chico o Ibonet de
Batisielles a las 14:15 y paramos para hacernos algunas fotos. En vista de que
hay bastante gente le pedimos a un senderista que nos retrate, lo cual es una
mala idea en vista del resultado. Cuanto mejor con el trípode…
Es un sitio precioso, no nos extraña que haya bastante gente que sube aquí a pasar el día de picnic, ya que el paraje resulta de una belleza tranquila y relajada.
Dejamos el Ibonet y a la mayoría de la gente atrás y comenzamos el ascenso hacia el Ibón Gran de Batisielles a las 14:30. La subida cruza una ladera pedregosa pero breve, que pasamos a pleno sol y sudando profusamente.
Las vistas conforme vamos ganando altura son maravillosas, y en cada descanso aprovechamos para tomar alguna foto. A nuestra espalda queda, allá a lo lejos, el Aneto. Ayer a estas horas estábamos ya descendiendo de su cima…
Alcanzamos el Ibón Gran de Batisielles (2.240 m.) a las 15:10, llegamos muy acalorados y entramos al agua todo lo rápido que las gélidas aguas nos lo permiten. Una vez frescos nos comemos el bocadillo y nos dedicamos a contemplar el paisaje, primero en la misma orilla y luego haciendo un poco el cabra para obtener una panorámica espectacular del entorno.
A las 16:15 ya estamos de nuevo en movimiento y de nuevo ascendiendo, en dirección al Collado de la Plana.
Pasamos junto a varios pequeños ibones que nos ofrecen estampas maravillosas de reflejos en sus tranquilas aguas. No podemos resistirnos a ir parando una y otra vez.
A las 16:55 llegamos
al Ibón de L´Aigüeta de Batisielles (2.328 m.), que con sus aguas totalmente
transparentes y estancadas, nos permite apreciar el fondo y sus sedimentos con
una claridad impresionante.
Vemos varios vivacs en los que no nos importaría nada pasar la noche, rodeados de semejante paisaje.
La subida al collado comienza a estar dominada por la piedra desnuda y el camino, hasta aquí claro, se pierde. Es de los pocos tramos de la ruta en los que hemos encontrado verdaderas dificultades para ver las marcas (quitando los errores de nuestra propia cosecha). Retrocedemos pensando que nos hemos pasado alguna bifurcación, pero cuando queda claro que no ha sido así, optamos por seguir unas marcas azules que suponemos son la señalización de la llamada “Ruta de los Cuatro Refugios”, que une Biadós, Angel Orús, Estós y La Renclusa.
Dicha señalización nos lleva efectivamente a coronar a las 18:40 el Collado de La Plana (2.702 m.), desde donde divisamos allá a lo lejos el Refugio de Angel Orús o Forcau.
Como nuestro objetivo de hoy no es llegar hasta allí, sino localizar algún sitio donde plantar la tienda por el camino, comenzamos el descenso sin prisa y disfrutando de las vistas.
A las 19:20 llegamos al Ibón de Grist (2.411 m.), y tras rodearlo buscando el mejor emplazamiento, decidimos quedarnos en la orilla opuesta. Hay varios vivacs preparados, los estudiamos detenidamente buscando el que ofrezca el suelo más uniforme y ponemos definitivamente la tienda cerca de una pareja francesa. En total seremos 6 personas durmiendo hoy aquí, una gozada ya que además estamos lo suficientemente lejos como para no molestarnos en absoluto.
Nos hacemos para cenar unos macarrones y a eso de las 20:50 asistimos a un atardecer rosado y silencioso, que desde donde estamos no podemos disfrutar ya que nos encontramos encajonados entre laderas de piedra a ambos lados. No obstante, y porque no se diga que no lo intentamos, mientras aun hay algo de claridad intento trepar un poco buscando una vista mejor, sin éxito, obviamente.
Asumiendo las limitaciones de nuestra pequeña cámara compacta y nuestro trípode enclenque, pasamos casi una hora haciendo experimentos de fotografía nocturna, con resultados bastante desiguales.
No hace apenas frío y el rato se nos pasa volando poniendo y quitando los frontales de la tienda, buscando el mejor encuadre… Para cuando nos damos cuenta ya está totalmente oscuro y el cansancio y el sueño nos pueden.
La claridad de la luna se intuye, y parece que en cualquier momento va a asomar por la ladera que tenemos frente a nosotros, pero es tan engañoso como mi intento por captar el atardecer, así que sin ver la luna nos metemos al saco.
Noche de camping: 16,80 euros