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lunes, 7 de abril de 2014

Etapa 6 GR11: Ibón de Grist (2.411 m.) – Refugio Es Plans (1.560 m.), 22 de agosto de 2013

Distancia: 16,1 kilómetros
Desnivel positivo: 846 m.
Desnivel negativo: 1.746 m.
Cota máxima: Collata de Grist o Forqueta (2.865 m.)
Tiempo de marcha: 8 horas y 50 minutos





Después de una noche incómoda hasta más no poder en la que no encontramos postura por más vueltas que demos (sobre todo yo), nos quedamos un poco remoloneando en el saco y juntando ganas para levantarnos.

Dejamos que la tienda se seque y aprovechamos para desayunar y recoger las mochilas, mientras que las vacas se van acercando poco a poco a inspeccionarnos.

Hasta que están ya casi metiéndose en la tienda y optamos por espantarlos, que es prestada y tenemos que devolverla sana y salva…


En vista de la noche que hemos pasado decidimos dejar la cima del Posets para otra ocasión más propicia, y arrancamos el día a las 9:10 con el objetivo de llegar al Refugio de Biadós y dormir un poquito más adelante. 

A las 9:25 dejamos atrás el Ibón de Grist (2.411 m.) pasando por una pequeña cascada que desciende hacia el valle, y comenzamos la bajada hasta el Refugio de Angel Orús. El plan original era alquilar allí el material para hacer cima y probablemente dormir allí esta noche, pero en vez de eso esperamos tomarnos algo caliente, comprarnos un bocadillo para comer hoy y seguir nuestro camino. Aparte de esto, y según el mapa, la GR11 pasa sí o sí por el refugio, con lo que no tenemos mucha elección. 

Descendemos por un camino a media ladera, a la derecha del Barranco d´es Ibons, y tenemos una buena panorámica sobre el Valle de Eriste y del Refugio, que casi parece estar camuflado.


A las 10:00 llegamos a la Cabaña Llardana, a la que le falta la mitad del techo, pero que nunca se sabe si en una emergencia puede sacarte de un apuro…

Pasamos la bifurcación que indica el camino hacia el Refugio de Biadós, y un poco más adelante cruzamos el Barranco de Llardaneta, donde aprovechamos para rellenar de agua las botellas. 

Son las 11:20 cuando llegamos al Refugio de Angel Orús/El Forcau (2.150 m.), y nos damos cuenta de que no era necesario haber bajado hasta aquí, ya que la GR11 no continua desde este punto sino desde la bifurcación que hemos pasado antes.
Además de eso, el refugio está cerrado y nos quedamos con las ganas de desayunar, y sin bocadillo para comer. 


Contemplamos las vistas desde la terraza del refugio, que por lo que parece fue testigo ayer de una animada velada, a juzgar por la cantidad de cervezas que se acumulan en las mesas.
Nos ponemos de nuevo en movimiento tras el desastre de visita, y alcanzamos la bifurcación a las 12:30, algo más cansados, acalorados y con la sensación de haber perdido el tiempo.

A partir de aquí comenzamos el ascenso hacia la Tuca Llardana o Posets (3.368 m.), que dejaremos en breve a nuestra derecha para continuar con la ruta.

Nos cruzamos con gente a esta hora ya baja, nos comentan que la subida está bien y bonita, y nos da pena haberla descartado, pero como solemos decir “no parece que vayan a mover la montaña”, así que volveremos en otra ocasión.


El Barranco Llardaneta, que baja del Ibón del mismo nombre, desciende frío y forma varias pozas y pequeñas cascadas que hacen que el ascenso sea una auténtica gozada.
Los neveros aguantan desafiando la ley de la gravedad y parecen extraños aleros que dan sombra a la orilla izquierda.
Allá a lo lejos, si miramos hacia atrás, vemos la Aguja del Forcau (2.750 m.) y el Forcau Alto (2.857 m.). 









El ascenso está bien marcado y aunque salva gran desnivel, se hace cómodo. Cruzamos un puente metálico algo desvencijado y a las 13:45 llegamos al Ibón de Llardaneta (2.676 m.), un lugar sencillamente espectacular.


Bordear el ibón resulta un paseo maravilloso, hacemos montones de fotos desde todos los ángulos y panorámicas y no nos resistimos a hacer posados divertidos. 
En el extremo opuesto del ibón hay una campa con varios vivacs preparados, donde la verdad no nos importaría nada quedarnos a pasar el día completo, porque el entorno lo merece. 

Por primera vez en lo que llevamos de ruta nos cruzamos con alguien que también se ha embarcado en esta aventura, aunque ellos van en sentido contrario. Lo cierto es que pensábamos encontrarnos con más gente, pero ellos son los primeros.

A las 14:00 ya hemos dejado atrás el ibón y nos encontramos frente a la amenazadora y empinada cuesta de la Collada de Grist o Forqueta (2.865 m.), una de las mayores alturas que alcanzaremos durante la ruta.

Ya no nos asustamos ante ningún collado, así que poco a poco y en zigzags bastante bien marcados, ascendemos a buen ritmo y coronamos a las 14:35. 



La vista desde lo alto es maravillosa, nos recreamos nuevamente con la cámara mirando a todas partes.

La bajada es igual de pedregosa que la subida (como era de esperar) pero en esta vertiente resiste aun un nevero bastante majo que pasamos con mucho cuidado porque hay una respetable pendiente bajo nosotros.
Poco a poco y siguiendo la huella pasamos al otro lado y contemplamos echando la vista atrás el descenso, que no hemos hecho más que comenzar






Casi no llegamos a distinguir el Refugio y las granjas de Biadós, allá abajo, y nos preparamos mentalmente para lo que va a ser una larga bajada. Cómoda, pero muy larga, siguiendo el Barranco de La Ribereta hasta el valle. 






A las 15:40 continuamos bajando, hemos perdido mucho desnivel, el paisaje se ha suavizado y ya comienzan ya a aparecer los primeros pastos y las primeras vacas.


Si echamos la vista atrás, la bajada que llevamos sobre nuestras rodillas impresiona.


A las 16:00 estamos frente a la cascada que baja del Ibón de Millaris, que hemos preferido no visitar para no desviarnos. En caso de querer hacerlo, es posible dormir allí porque hay una cabaña en bastante buen estado.  



A las 16:40 ya podemos ver el Refugio, aun está lejos pero nos vamos acercando… Conforme seguimos descendiendo, el cielo se va cubriendo, y aunque apretamos el paso, un poco antes de llegar nos pilla la típica tormenta de verano.

Llegamos al Refugio de Biadós (1.740 m.) a las 17:00, prácticamente corriendo para no calarnos, y nos refugiamos en su pequeño comedor a degustar un bocadillo de jamón cocido. Teniendo en cuenta que no hemos podido comprar nada en Angel Orús, acumulamos un hambre considerable, así que nos da lo mismo que el pan esté bastante duro y nos cueste trabajo masticar.  

La vista desde el refugio hacia el Collado de Grist es impresionante, parece mentira que acabemos de bajar de allí…



Coincidimos con una pareja que comienza el último tramo que les queda para completar toda la GR11 hoy, van en dirección contraria y pretenden dormir hoy de camino al Refugio de Estós, les deseamos suerte, intercambiamos algún consejo y nos despedimos, porque ha dejado de llover y nosotros queremos continuar un poquito más. 



Pasado el refugio y siguiendo la señalización de la ruta, esquivamos un amplio zigzag de la pista que baja al Camping Forcallo.

Frente al camping hay un pequeño puente de madera que cruza el Río Zinqueta y en pocos minutos llegamos al Refugio Es Plans (1.560 m.), que hoy compartiremos con una pareja y dos amigos con sus dos perros. 



El refugio está bastante bien, abajo tiene una gran mesa con bancos y chimenea, y en el piso superior hay un gran espacio donde poner las esterillas sobre el suelo de madera.


Lo mejor de todo es su localización, ya que puedes hacer uso de los servicios del camping y la pista llega prácticamente hasta aquí, con lo que está bien comunicado. 


Como todavía son las 18:00, decidimos aprovechar la cercanía del camping y vamos a darnos una ducha y a tomar algo antes de cenar. 

La ducha resulta super reconfortante y nos quedamos como nuevos. Eso sí, nada más salir de los baños, comienza a caer una granizada de las que se recuerdan, y corremos a refugiarnos en el bar. 
Dos cervezas más tarde comprobamos con preocupación que no solo no deja de granizar, sino que tampoco tiene pinta de hacerlo, y caemos en la cuenta de que el puente que hemos cruzado para llegar al refugio no estaba muy elevado sobre el cauce, con lo cual nos liamos la toalla a la cabeza, y resignados a empaparnos, nos lanzamos al cruce del río. 

Caminamos por la pradera del camping con los pies sumergidos hasta los tobillos, y al llegar al río vemos que nuestros temores eran fundados: el puente está ya a punto de cubrirse y de hecho para poder cruzarlo tenemos que dar un buen salto porque la orilla ya no está en el mismo lugar que antes. De este épico momento no hay fotos porque fuimos a ducharnos con las toallas y poco más, y porque aun habiendo tenido la cámara, no estábamos para tonterías. ¡Unos minutos más tarde y nos quedamos a pasar la noche en el camping con lo puesto!

Totalmente chirriados nuestros compañeros de refugio nos reciben aliviados, ya pensaban que nos quedábamos en la otra orilla. Cenamos sopa y pasta conversando con ellos y nos acostamos.


Ducha: 4 euros/persona. 



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