Distancia:
18,9 kilómetros
Desnivel
positivo: 350 m.
Desnivel
negativo: 1.080 m.
Cota
máxima: Collado de Bustalmorro (1.180 m.)
Tiempo
de marcha: 5 horas 15 minutos
Como solo disponemos de un día,
hemos tenido que hacer uso de la gentileza de la familia para poder hacer una
etapa, ya que no era posible la comunicación con transporte público. Dormimos tranquilamente
en casa, desayunamos por todo lo alto, y a una hora bastante prudencial nos
vienen a buscar para llevarnos al Puerto de Urkiaga.
Son las 9:45 de la mañana cuando nos ponemos en ruta, no tenemos por delante una etapa especialmente dura ni larga, y quedan muchas horas hasta el autobús de regreso a Pamplona, así que caminamos sin prisa, disfrutando de un domingo soleado. Ha llegado hasta el puerto un autobús lleno de montañeros que por lo visto hacen la ruta en el otro sentido, así que nosotros tenemos el privilegio de poder disfrutar del silencio.
El camino arranca con un leve ascenso entre el hayedo de Quinto Real, el sendero es cómodo y solitario y enseguida llega a una zona donde aparecen las primeras palomeras y casetas de cazadores.
En apenas 10 minutos vemos la primera señal de la ruta, estamos a casi 18 kilómetros de Elizondo, pero comparado con las dos últimas etapas que hicimos, esto no es nada…
Continuamos caminando por medio del bosque, el paisaje nos parece de una belleza tranquila y sencilla. El sendero estrecho que recorremos parece estar enmoquetado de hojas secas, y discurre entre grandes hayas cubiertas de musgo de un verde brillante.
A las 10:15 salimos a un claro donde la vista se abre brindándonos una buena panorámica del valle. Hay una cabaña justo al borde de los árboles en la que no nos importaría pasarnos el resto del día tirados al sol.
Ascendemos por medio del prado ganando altura rápidamente hasta el Collado de Enekorri (1.140 m.) y vemos que allá a lo lejos comienzan a asomarse nuestros queridos Pirineos, con su manto blanco invernal, aún intacto en este comienzo de la primavera.
En el Collado encontramos una señal indicativa de la ruta, que nos marca un giro a la derecha. Continuamos ascendiendo por el cordal, que está flanqueado por pequeñas cabañas para la caza de la paloma, y teniendo en cuenta que aquí la GR11 discurre paralela a la GR12.
Caminamos por la ladera derecha del Artsal (1.259 m.), por una senda estrecha perfectamente marcada, que nos deja a las 10:45 en el Collado de Zagua (1.170 m.), tras haber esquivado un pequeño nevero que suponemos estará bastante resbaladizo.
La valla divisoria ribeteada de puestos de caza marca el camino inequívoco, y continuamos el ascenso hasta el Collado de Bustalmorro (1.180 m.), que alcanzamos a las 11:00.
Desde aquí tenemos unas vistas espectaculares, ya que a nuestra izquierda podemos ver el mar bajo un cielo totalmente despejado,
y a nuestra derecha el Pirineo se muestra altivo y lejano. Además, y por si las vistas no fueran ya lo suficientemente espectaculares, algunos caballos se ofrecen a posar para darle un poco más de gracia a la composición. Un detalle por su parte, ¿no?
Bordeamos la Peña de los Generales (1.165 m.) y llegamos al Collado de Zaldegi (1947 m.), donde nos despistamos de la ruta y bajamos por una zona de prados abandonando la divisoria hasta una borda.
Al llegar a la borda y no ver marcas nos damos cuenta del error, aunque enmendarlo será sencillo: sólo hay que volver a subir lo que acabamos de bajar. Como la bajada ha sido bastante pronunciada, optamos por reconducirnos a la ruta por la pista que sube del Valle de Baztán.
La subida no es larga, pero cuando llegamos arriba son las 11:50 y el calor comienza a hacerse notar, con lo que agradecemos una pequeña parada para recobrar el aliento y echar unos buenos tragos de agua.
Ubicados de nuevo en el buen camino ascendemos hasta coronar el Collado de Arlutxe (936 m.), en apenas 5 minutos. Aquí la senda discurre paralela a la divisoria fronteriza.
A las 12:15, y en vista de que no encontramos ninguna piedra en la que acomodarnos para comer a este lado de la frontera, decidimos pasar al extranjero a sentarnos para degustar nuestro estupendo bocadillo de tortilla.
Resulta gracioso lo poco que significan las fronteras cuando a ambos lados hay exactamente lo mismo, y cuando cruzarlas supone salvar una mera valla de madera.
Nos ponemos de nuevo movimiento pasadas las 12:30, y en un cuarto de hora, tras bordear Peña de Alba Aiz (1.074 m.) y dejando atrás la Collada de Beorzu Hargibel (960 m.), llegamos al Collado de Urballo (890 m.). Esta zona de rasos la cruzan varios arroyos y está algo embarrada, así que caminamos con cuidado de no resbalarnos.
En este punto la GR se torna definitivamente descendente en la etapa de hoy, y por delante ya tenemos ya alrededor de 7 kilómetros de bajada. Aquí nos cruzamos con una familia con niños bastante pequeños, lo que nos hace pensar que no andamos muy lejos de la civilización. Efectivamente, al poco rato pasamos junto a una borda en la que un señor lee la prensa al sol y prepara un buen fuego, nos imaginamos que para dar de comer al resto de la familia, que son quienes nos hemos cruzado caminando hace un momento.
El camino alterna las zonas de prados con los tramos de bosque, en los que agradecemos la sombra casi como el respirar. Avanzamos a buen paso y a las 13:10 llegamos al Collado Bailei (606 m.).
Seguimos descendiendo y a los 10 minutos salimos a una pista en la que el sol cae a plomo sobre nuestros brazos y nuca, que no hemos protegido convenientemente y que nos quemaremos sin remedio.
La vista de los prados verdes con sus primeras flores, bajo este cielo despejado salvo alguna nube que casi resulta decorativa nos hace detenernos de vez en cuando a sacar fotos. Es el Baztán más brillante.
A las 14:00 pasamos un pequeño arroyo
y durante un breve tramo caminamos sobre el cauce del mismo, poniendo a prueba
el goretex de las botas y con mucho cuidado de donde pisamos para no terminar
con los huesos en el suelo.
A las 14:15 pasamos
por una fuente donde la parada es obligada y continuamos el descenso.
Nos cruzamos con un camino asfaltado pero continuamos descendiendo por un sendero bien marcado que no tarda en llevarnos a los primeros caseríos, donde huye despavorido a nuestro paso un pequeño rebaño de ovejas.
Debemos ir despistados porque no vemos la Ermita de Santa Engracia (354 m.).
Son las 15:00 cuando llegamos al panel que marca el final de la etapa en Elizondo (200 m.).
Nos dirigimos hacia el centro del pueblo en busca de una terraza donde escondernos del sol degustando un helado, mientras hacemos tiempo hasta la hora del bus de regreso a Pamplona.
Autobús Elizondo – Pamplona: 5,25 euros/persona
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