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lunes, 14 de octubre de 2013

Tercera etapa Annapurna Trek (I): ascensión a Poon Hill (3.210 m.), 10 de octubre de 2011

Distancia: 5 kilómetros
Desnivel positivo: 340 m.
Desnivel negativo: 340 m.
Tiempo de marcha: menos de una hora


Suena el despertador a las 4:20, y como zombies nos ponemos en movimiento, con mucha pereza por lo bien que estábamos en la cama, pero con muchas ganas de disfrutar la mañana que tenemos por delante. 
Ghorepani es un lugar estratégico dentro de la zona del Annapurna, ya que es la base para ascender al Poon Hill (una montaña de 3.210 m. a la que aquí llaman colina) desde la que se puede contemplar el Daulaghiri, que con sus 8.167 m. es la séptima montaña más alta de la tierra. La subida es muy corta y por tanto se suele subir de noche para poder contemplar el amanecer arriba, desde una torre de observación que hay en la cima.



Nada más salir del hotel nos encontramos con gente acomodándose sus frontales y mochilas y en apenas unos minutos estamos totalmente integrados en una fila que asciende poco a poco en la oscuridad. Parecemos una extraña peregrinación de luciérnagas, avanzando con cuidado mientras el día se va abriendo paso.


El último tramo se nos hace eterno, ya que la claridad es cada vez mayor y el ritmo de subida es desesperadamente lento, con lo que vamos cardiacos pensando en que a este paso no vamos a poder ver amanecer arriba. Por fin alcanzamos la cima a las 5:30, y subimos directamente a la torre para poder coger sitio, aun viene mucha gente detrás y la torre no es muy grande, así que hay que andarse espabilado. 



Es la primera vez que superamos la barrera de los 3.000 metros y no tenemos ni idea de la tradición de brindar con champán al hacerlo, así que nos choca ver a grupos descorchando botellas bajo nosotros.

Estamos más concentrados en hacer buenas fotos y en no perdernos un detalle del espectáculo que se inicia ante nosotros: a nuestra espalda, el sol va saliendo lentamente a la derecha de la silueta tan característica del Machhapuchhure o Fish Tail (6.993 m.), creando una panorámica maravillosa; a nuestra derecha los picos Annapurna Sur (7.219 m.), Hiunchuli (6.441 m.), Baraha Sikhar (7.647 m.) y Nilgiri Sur (6.839 m.) se van iluminando poco a poco, y frente a nosotros, el Daulaghiri sale de las sombras nocturnas y parece saludar al nuevo día. 


Por momentos como este es por lo que decidimos cruzar medio mundo y venir a Nepal, y ahora vemos que hasta el último minuto pasado en el avión ha sido bien empleado. El poder estar aquí, rodeados de estas majestuosas montañas, tan cerca que casi parece que podemos rozarlas con los dedos, pero a la vez tan lejanas e inalcanzables que parecen encontrarse en otra dimensión… asistimos a uno de esos instantes que se quedan grabados en tu mente para siempre, impresionante. 


La mañana está totalmente despejada y la visibilidad es perfecta, y perdemos la cuenta de las fotos que hacemos. Las nieves de las cumbres, que al llegar a la cima parecían de color rosa, se vuelven naranjas y luego blancas, los picos resplandecen, las banderolas ondean al viento y nosotros nos emocionamos apretando el disparador una y otra vez.

Nos imaginamos que tal vez hoy alguien esté intentando alcanzar alguna de las cimas que nos rodean, y esperamos que la luz de la mañana le haya reconfortado tanto como a nosotros, y que la suerte le acompañe. 



La foto con el cartel de la cima es obligada y hay que esperar el turno porque hay cola, así que una vez hecha, nos ponemos en camino a las 6:50, satisfechos y emocionados. 
Nos detenemos en el descenso en un pequeño mirador a la derecha del camino, con una panorámica inmejorable del Annapurna Sur, con la ventaja añadida de que aquí no hay nadie más que nosotros. 



A las 7:45 ya estamos de regreso en el lodge, nos damos una buena ducha, recogemos todo, y nos regalamos un estupendo desayuno, ya que la etapa que tenemos por delante es larga y hay que ponerse en camino.



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