Archivo del blog

martes, 29 de octubre de 2013

Tercera etapa Annapurna Trek (II): Ghorepani (2.860 m.) - Gurjung (2.060 m.) 10 de octubre de 2011

Distancia: 19 kilómetros
Desnivel positivo: 950 m.
Desnivel negativo: 1.750 m.
Tiempo de marcha: 7 horas y 50 minutos


Tras el ascenso nocturno al Poon Hill (3.210 m.) y el espectacular amanecer en su cumbre, descendemos de nuevo a Ghorepani para descubrir que desde la ventana de nuestra habitación se puede ver el Daulaghiri, ¡casi nada! Una vez más la cordillera que se oculta bajo una densa capa de nubes en la segunda mitad del día, se muestra en toda su grandeza por la mañana.





Nos cuesta cierto esfuerzo apartar la vista de la ventana, pero tenemos mucho camino por delante, así que nos damos una ducha, recogemos los bártulos y bajamos a desayunar al comedor. 




Nos ponemos en movimiento a las 8:40, y dejamos Ghorepani disfrutando de unas impresionantes vistas, salpicadas con escenas cotidianas de los habitantes del pueblo.


















El camino se interna en el bosque y continúa ascendiendo por un camino de escaleras de piedra. Observamos a lo lejos la cima del Poon Hill con su pequeño observatorio, y comprendemos que le llamen colina, ya que rodeado de montañas tan enormes, su aspecto es más bien modesto y su ascensión no es más que un paseo. 


En apenas una hora alcanzamos la cota máxima de 3.210 m. en un mirador que ofrece una espectacular panorámica, y en el que nos detenemos para inmortalizarnos con las montañas a la espalda, ya que las nubes aun no han hecho acto de presencia.

Continuamos nuestro camino conversando con guías sobre la ruta y sobre equipos de fútbol de la liga española, que es un tema recurrente en cuanto decimos de dónde somos.
Comenzamos a descender por el bosque, casi sin darnos cuenta, y llegamos a Deurali (2.983 m.) a las 10:30, pero seguimos sin detenernos hasta Ban Thanti (3.180 m.), que alcanzamos a las 11:20, tras una leve subida.


Hasta Tadapani (2.630 m.) nos queda aún una hora de camino, por un terreno boscoso y algo accidentado, del que me llevo de recuerdo una leve torcedura de tobillo, por suerte sin mayores consecuencias.

Llegamos a las 12:20 y paramos a comer en una terraza con unas vistas inmejorables, aunque por poco tiempo, porque las nubes comienzan su horario de trabajo y son muy eficaces en lo suyo. Para cuando terminamos de comer ya no vemos nada más que las verdes laderas del valle.
La pizza que nos comemos nos sabe a gloria y coincidimos con unos chicos de Bilbo que nos dan algún consejo para las etapas venideras. 


A las 13:45 nos echamos de nuevo la mochila a la espalda y continuamos el descenso adentrándonos poco a poco en el bosque, sombrío y lleno de sorpresas… Al percatarnos de que hay monos cerca, tratamos de andar sin hacer ruido, pero lo cierto es que ni se inmutan con nuestra presencia, continúan comiendo y saltando sin importarles si les hacemos fotos o no.  


Llegamos a Chuile (2.309 m.) a las 14:30 y hacemos una breve parada, para seguir hasta Kimrong. La mayor parte de la gente que ha salido hoy de Ghorepani se ha quedado en poblaciones anteriores a dormir, con lo que cada vez vemos menos gente, pero aun queda un buen rato de luz solar, así que decidimos continuar. Ahora el camino es totalmente descendente hasta cruzar el puente colgante para volver a subir luego hasta Gurjung.  

















Son las 16:30 cuando alcanzamos Gurjung (2.060 m.), que se compone de 3 ó 4 alojamientos y poco más, y localizamos el que tiene mejor pinta para dormir hoy. Nos decantamos por el Green Hill, que tiene un curioso jardín de marihuana a lo largo de toda su terraza, con unas plantas de considerable tamaño, al que el dueño se refiere como “marijuana garden” con una sonrisa de oreja a oreja, y nos ofrece que nos sirvamos nosotros mismos. 

















Hacemos una colada de supervivencia porque la ropa empieza a oler de lo lindo, y a las 18:00 estamos cenando. Afuera ya es noche cerrada y estamos bastante cansados, así que tras un breve rato de lectura/escritura y un barrido exterminador de intrusos en la habitación caemos rendidos. No importa que la almohada sea igualita que un ladrillo, que el colchón sea de apenas unos centímetros de grosor o que entre aire de todas las rendijas, caemos rendidos y la verdad es que dormimos bastante bien. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario