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sábado, 23 de noviembre de 2013

Sexta etapa Annapurna Trek: Annapurna Base Camp (4.130 m.) - Bamboo (2.310 m.) 13 de octubre de 2011

Distancia: 14 kilómetros
Desnivel positivo: 75 m.
Desnivel negativo: 1.870 m.
Tiempo de marcha: 5 horas y 40 minutos


Son alrededor de las once de la noche en Pamplona, y suponemos que nuestras familias y amigos están en sus casas cómodamente o tal vez disfrutando de unas cañas. A casi 10.000 kilómetros de allí, en el Campo Base Sur del Annapurna I, a 4.130 metros sobre el nivel del mar, son casi las 5:30 y el sol está a punto de hacer su aparición, y ni cortos ni perezosos, salimos de la cama dispuestos a no perdernos el espectáculo. 



El frío es penetrante y los pies se resienten (sobre todo los míos, mis botas estaban húmedas ayer cuando me las quité y seguían húmedas cuando me las he calzado hoy), pero eso no nos desanima, y esperamos con la mirada fija en las montañas y la cámara de fotos a punto, el momento en que los primeros rayos del sol las iluminen. 


Poco a poco el sol va sacando de las sombras nocturnas al Annapurna I (8.091 m.), pero no será hasta pasadas las 7:00 cuando se alce sobre las laderas sagradas del Machhapuchhre (6.997 m.), calentando por fin nuestras espaldas.
El espectáculo es formidable, y no podemos evitar sacar fotos y más fotos de la escena.  El efecto de la iluminación creciente es como estar viendo una maravillosa película de National Geographic, aquí, en directo. Toda una experiencia. 



Una vez más pensamos en si alguien andará por esas alturas hoy, y no podemos evitar acordarnos de Iñaki Ochoa de Olza, que se quedó para siempre en la arista Este. Nos acordamos de aquellos días tan tristes de mayo de 2008, cuando aquel increíble intento de rescate no tuvo éxito.
No pudo ser. Iñaki se quedó aquí. La de amaneceres y atardeceres que habrá podido contemplar asomado a semejante balcón. 


La luz se ha hecho ya protagonista y nos permite apreciar algunos detalles del paisaje que  nos rodea, ya sea la caótica muralla de hielo del glaciar que tenemos enfrente, o cualquiera de los picos que acompaña al Annapurna I. 












Cuando el sol ya luce algo más alto volvemos al lodge para recoger todo y desayunar, ya que aunque este es uno de los sitios más espectaculares en los que hemos estado, no podemos quedarnos… Dejamos no obstante una pequeña parte de nosotros aquí, atada en las banderolas budistas que hondean al viento, deseando que en algún momento podamos regresar sobre nuestros pasos y respirar aquí de nuevo.

Una vez en el comedor (que al estar totalmente acristalado se va calentando y resulta muy agradable) disfrutamos de un estupendo desayuno a base de pizza y colacao (un pequeño vicio con el que vale la pena cargar).
Nos lo tomamos con calma, charlando, recogemos sin prisa, pagamos sin prisa… todo al “estilo nepalí”, yo creo que en el fondo nos cuesta arrancar porque nos da mucha pena tener que decir adiós a este fabuloso lugar.

Al final son más de las 9:30 cuando nos echamos la mochila a la espalda y nos ponemos en camino, bastante más tarde de lo que habíamos previsto. Dejamos el ABC sin parar de echar la vista atrás, y nos encaminamos hacia el MBC, donde ya comienzan a alzarse las primeras nubes de la jornada. 




Empezamos la bajada en “modo subidón”, con bien de energías y animados, pero a medida que va pasando el día, comprobamos que la bajada siempre es más larga que la subida, o al menos nos lo parece.

Aunque otros días hemos caminado más horas, la bajada se nos hace muy larga, los tramos entre población y población se nos hacen mucho más largos que a la subida, y aunque vamos muy entretenidos charlando con los nuevos compañeros que nos hemos echado, el día se hace pesado. 

Recorremos por segunda vez el precioso valle del Modi Khola, esta vez en camino descendente, disfrutando de unas vistas magníficas.



Vamos haciendo pequeñas paradas en Deurali (3.200 m.), Himalaya (2.920 m.), Dobhan (2.520 m.) y finalmente nos quedamos a dormir en Bamboo (2.320 m.). La idea inicial era haber llegado hoy hasta Sinuwa o Chhomrong, pero hemos salido tarde del ABC, y todo no puede ser. Además, al poco de instalarnos en la habitación comienza a llover, así que finalmente queda claro que hemos hecho bien en no continuar. 


Mientras estamos cambiándonos de ropa tras una ducha muy reconfortante, escuchamos una voz familiar, y al asomarnos comprobamos que es Mariona, una chica con la que estuvimos en el Parque Nacional de Chitwan hace unos días, así que es una muy grata sorpresa. Ella está subiendo hacia el Campo Base ahora, así que de no habernos detenido aquí hoy, no nos habríamos juntado. 

Tras la cena nos quedamos un rato charlando y nos acostamos pronto porque mañana sí que queremos comenzar pronto a caminar para aprovechar el día al máximo.


sábado, 16 de noviembre de 2013

Quinta etapa Annapurna Trek: Dobhan (2.520 m.) - Annapurna Base Camp (4.130 m.) 12 de octubre de 2011

Distancia: 11 kilómetros
Desnivel positivo: 1.700 m.
Desnivel negativo: 75 m.
Tiempo de marcha: 7 horas

Como el resto de noches que llevamos en ruta, ésta que damos por terminada a las 6:30 no ha destacado por lo bien que hemos dormido. Los colchones y almohadas (que para llegar a estas camas alguien ha tenido que acarrear desde el valle) son de una delgadez casi anoréxica, y las horas de caminata con la mochila a la espalda van pasando factura, así que nos cuesta estirarnos por las mañanas, y la de hoy no va a ser menos.

De forma mecánica empaquetamos la mochila y nos vestimos. Nada más llegar al comedor los dueños del lodge van poniendo sobre la mesa el desayuno que dejamos encargado ayer para poder salir hoy temprano. En el comedor hace frío y desayunamos rápido para ponernos en marcha, con la esperanza de entrar así en calor. 

Comenzamos a caminar bien abrigados, y aunque poco a poco nos iremos desprendiendo de la ropa, nos cuesta sacar el frío que se nos ha metido en el cuerpo.

Llegamos a Himalaya (2.920 m.) a las 8:00, y nos cruzamos con un rebaño de cabras que nos retrasa unos minutos, pero que nos hace echarnos unas risas con alguna que anda despistada, y no tenemos claro si el pastor le echa en falta o no…


Seguimos ascendiendo y alcanzamos Deurali (3.200 m.) a las 9:15. Aun caminamos en sombra, y la temperatura no invita a detenerse, así que continuamos, y cuando por fin conseguimos asomarnos a la zona soleada, paramos brevemente y picamos unas galletitas. 


Durante las etapas anteriores hemos pasado un calor que no entraba dentro de nuestros planes, hemos sudado cada gota de agua que nos bebíamos, goteando literalmente. Hemos visto monos comiendo tranquilamente a poca distancia, en la espesura de la jungla. Ahora sin embargo la altura se va notando y al entrar en el valle del Modi Khola, nos encontramos entre dos paredes escarpadas que flanquean el río, con arbustos en vez de árboles, lo que nos deja expuestos al viento helador de las montañas. La etapa es una continua subida de unos 1.700 metros de desnivel, pero se hace bastante llevadera en comparación con los “sube-baja” de días anteriores.

El cambio en el paisaje es abrumadoramente bello, y nos vamos aproximando a la idea que todos tenemos cuando pensamos en las impresionantes montañas del Himalaya. La silueta del Machhapuchhre (6.997 m.) nos acompaña a la derecha, y nos alegramos de haber dejado atrás las interminables escaleras de piedra y caminar al fin por una senda.





















Llegamos al Campo Base del Machhapuchhre (3.700 m.) a las 11:20 y hacemos una parada para degustar una pizza, un poco de queso de yak y un poco de jamón serrano (que llevamos escondido en la mochila como si de un tesoro se tratara) junto con Álvaro y Jordina. La niebla se nos echa encima literalmente y el frío no invita a detenerse mucho rato, así que nos ponemos en marcha a las 12:30 y afrontamos los últimos 600 metros de subida hacia el objetivo: el Annapurna Base Camp.
El camino gira bruscamente al Oeste y gana altura muy cómodamente, y vamos levantando la cabeza para admirar, cuando las nubes lo permiten, los gigantes nevados que se alzan frente a nosotros.

Llegamos al ABC (4.130 m.) a las 14:00, recortando un poco el tiempo establecido, yo creo que caminamos más rápido de la cuenta por las ganas que tenemos de llegar… Como si llegáramos a una cumbre del Pirineo que tanto conocemos, el subidón es impresionante. La única diferencia cuantitativa es que aquí tenemos delante mismo de nuestras narices la descomunal pared sur del Annapurna I, y a su alrededor, todo un circo de majestuosas y amenazantes montañas.


Con miedo de que las nubes se vayan cerrando cada vez más y no nos dejen disfrutar de las vistas, dejamos rápidamente las mochilas en la habitación y nos vamos bien abrigados y a bastante buen paso más arriba del Campo Base, hacia el glaciar, a intentar acercarnos lo máximo que podamos a estas montañas que casi parece podemos agarrar con los dedos...


La climatología variable del Himalaya nos demuestra una vez más que en apenas unos minutos puede cubrir o despejar el cielo a su antojo, pero esta vez somos afortunados y podemos disfrutar de unas vistas impresionantes del circo. La visión de los colosos bajo su manto de nieve perpetua es para nosotros un sueño hecho realidad, y disparamos una y otra vez la cámara, ya que cada instante o perspectiva brinda una imagen diferente: con o sin banderolas, con o sin nubes, con o sin nosotros… 
Pasamos largo rato inmersos en el placer de contemplar lo que nos rodea, intentado retener en la mente y en la retina un momento de paz absoluta, con la satisfacción añadida de haber llegado hasta aquí gracias a nuestro propio esfuerzo. En este momento desaparecen las agujetas, el leve esguince en el pie de hace un par de jornadas, los miles de escalones de piedra que hemos subido y bajado (y que aún nos quedan por subir y bajar en el regreso), los madrugones, el peso de la mochila… Es sencillamente un instante perfecto que poder evocar en el futuro en la comodidad de nuestra casa, cuando la vida que llevamos parece llegar a sacarnos de quicio.


Cuando la niebla comienza a echarse, un aura de misterio y misticismo envuelve el paisaje, haciéndolo más bello si cabe, pero al ocultarse el sol se nota la bajada de la temperatura y optamos por bajar al lodge e ir pidiendo la cena.



La reserva de habitación que teníamos se ha convertido en una habitación para cuatro, a compartir con nuestros nuevos compañeros Álvaro y Jordina. Nos llevamos bien así que no nos importa lo más mínimo, y la verdad es que con el poco alojamiento que hay aquí disponible, es normal que intenten aprovecharlo al máximo.
Una vez instalados nos regalamos una estupenda cena a base de macarrones (para variar) y de patatas fritas, en el comedor común más acogedor que hemos tenido hasta el momento.

Después de cenar, y aprovechando que hoy hay luna llena (casualidades de la vida, o la suerte del viajero), decidimos salir de nuevo a contemplar las montañas. La noche está totalmente despejada y la vista quita la respiración, la nieve brilla literalmente a la luz de la luna, el silencio es absoluto y nos sentimos en el mismísimo confín de la tierra.

El frío se deja sentir y nos metemos en el saco a eso de las 21:00, con idea de darnos un buen madrugón en unas pocas horas para ver amanecer. 



lunes, 4 de noviembre de 2013

Cuarta etapa Annapurna Trek: Gurjung (2.060 m.) - Dobhan (2.520 m.) 11 de octubre de 2011

Distancia: 16 kilómetros
Desnivel positivo: 1.330 m.
Desnivel negativo: 850 m.
Tiempo de marcha: 8 horas


Unas agujetas más que considerables han empezado a hacerse notar hoy a la noche, así que por primera vez nos planteamos estirar antes de comenzar a caminar, y además toca  embadurnarse bien el tobillo en antiinflamatorio por el pequeño traspiés de ayer.

Salimos de Gurjung (2.060 m.) a las 7:30 tras un buen desayuno, y comenzamos descendiendo, aunque por poco tiempo, ya que luego toca subir un buen puñado de escalones hasta Chhomrong (2.170 m.), que alcanzamos a las 9:30, según el horario previsto.





Este pueblo es con diferencia el mayor que encontramos en toda la ruta. Supone la confluencia entre los caminos de quienes suben al Campo Base directamente desde Birethanti y de quienes han preferido desviarse por Ghorepani, o vienen de rodear todo el macizo en sentido contrario a las agujas del reloj.



Como ocurre con Ghorepani, se compone de dos núcleos de casas separados por unos 10 minutos de escaleras, aunque a lo largo de todo el camino sigue habiendo viviendas dispersas, que parecen escurrirse literalmente de la ladera de la montaña.


Hay varias tiendas, alojamientos y cafés, así que aprovechamos para comprar un poco de pan, agua y una bolsa de patatas, y para dejar solucionada la cuestión del alojamiento para esta noche y para mañana. Como no llevamos guía, que es quien suele ocuparse de estas cosas, antes de dejar el pueblo entramos en un hotel para preguntar si sería posible que llamaran en nuestro nombre para reservar habitación en nuestros siguientes finales de etapa. El dueño del establecimiento tiene dos hermanos, que casualmente tienen a cada lodge en Dobhan y en el Annapurna Base Camp, así que en menos de 10 minutos tenemos reservada habitación en ambos lugares, lo que nos permite despreocuparnos e ir más tranquilos de ritmo, ya que tenemos asegurada la cama lleguemos a la hora que lleguemos.

Una vez recorrido todo Chhomrong, podemos ver justo enfrente de nuestros ojos y prácticamente a la misma altura a la que nos encontramos, el camino a seguir hacia el ABC, pero primero tenemos que cruzar el río, para lo cual tenemos por delante una dura bajada y una empinada subida. Estamos empezando a tener bastante claro que todo lo que sube tiene que bajar, y más aun cuando el camino que recorremos a partir de ahora tendremos que desandarlo en el regreso.
Cuando estamos a la altura del puente que cruza el río picamos algo para afrontar con algo más de energía la dura subida que se nos viene encima, pero comprobamos que las Lays “Spanish Tomato Tango” (cuyo nombre ya era sospechoso) no son definitivamente el tentempié acertado. Apuramos una cantimplora de agua para tragarlas y comenzamos a subir.


Llegamos a Sinuwa (2.360 m.) a las 12:00, y paramos a descansar, que nos lo hemos ganado escalón a escalón. Compramos un poco de agua porque nos olvidamos una de las dos cantimploras que habíamos comprado en Ghorepani y ahora andamos un poco escasos de reservas. Al poco de pasar el pueblo volvemos a parar en una sombra para comer unos bocatitas de queso y de jamón y un poco de chocolate de postre, que nos sabe a gloria porque el desayuno hace muchos escalones que lo tenemos en los pies. 

Alcanzamos Bamboo (2.310 m.) en una hora, algo mejor de tiempo de lo que esperábamos, y llegamos finalmente a Dobhan (2.520 m.) a las 15:30. El último tramo del camino transcurre por bosque y está bastante embarrado, así que caminamos con cuidado, aunque constantemente nos cruzamos con lugareños que calzan hawaianas, van tres veces más cargados que nosotros y considerablemente más rápido…

                

Dobhan está en el margen derecho del camino, se encuentra enclavado en el fondo del valle, con lo que al poco de llegar ya está totalmente en sombra. A pesar de la hora, el cielo continua estando despejado y podemos ver asomar la famosa “cola de pez” del Machhapuchhre.


La habitación del TipTop Lodge nos sorprende gratamente, y tras la ducha reglamentaria hacemos un poco de tiempo leyendo y/o escribiendo hasta la hora de la cena. 

La comida también está bastante bien, aunque empezamos a echar en falta la carne y el pescado, ya que todos los días nos alimentamos a base de pasta, tortillas, chapatis y pizzas. Después de cenar nos quedamos un rato charlando con Álvaro y Jordina, una pareja que nos ha adelantado esta mañana y que tiene el mismo plan de ruta que nosotros.

Mañana nos espera un gran día, así que nos acostamos pronto que hay que descansar…