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lunes, 27 de enero de 2014

Octava etapa Annapurna Trek: Landruk (1.565 m.) - Nayapul (1.070 m.) 15 de octubre de 2011

Distancia: 13 kilómetros
Desnivel positivo: 200 m.
Desnivel negativo: 695 m.
Tiempo de marcha: 4 horas

Nuestro último día de ruta amanece algo más tarde que ayer. No tenemos por delante muchas horas de camino y no hace falta madrugar demasiado. Desayunamos con calma y nos ponemos en movimiento a eso de las 8:00.
El día está algo nublado y no permite hacer la foto de los arrozales que tenemos alrededor con las montañas que ya empezamos a dejar atrás, será que el destino quiere que dejemos cosas sin hacer para que tengamos que regresar…


Para empezar a estirar las piernas tenemos que bajar el último trecho que ascendimos ayer (una vez más…), hasta alcanzar el río y su correspondiente puente colgante.
Bajamos por un camino de escalones de piedra entre las perfectas terrazas de cultivo de arroz, que nos dejan imágenes de una belleza sencilla y serena.


Mientras cruzamos el puente escuchamos unos niños cantar, y al llegar al otro lado vemos que cinco chiquillos nos cortan el paso y nos piden dinero para dejarnos proseguir, o en su defecto los bastones en concepto de peaje. Insistiéndoles en que deberían estar en la escuela vamos pasando uno a uno y seguimos adelante, con un regusto extraño en la conciencia. 


Llegamos a Kyumi y cogemos un camino alternativo a la ruta principal, que nos permite ahorrarnos un trecho y esquivar varios pueblos (Purgiyu, Chane, Kimche y Kilu) y sus respectivas subidas y bajadas.  



A cambio, pasamos por varias pequeñas aldeas como Imle, Siwai y Tamle, que son verdaderamente el Nepal rural de casas humildes, animales sueltos, niños correteando y adultos entregados a las labores de la tierra.

Aquí el tiempo parece discurrir a otro ritmo, gobernado solo por las estaciones y el clima. 





El paisaje de las terrazas de arroz nos resulta fascinante, con sus infinitos tonos de verde brillando según incida en ellos la luz.

Nos quedamos con las ganas, conforme avanzamos valle abajo siguiendo el curso del Modi Khola, de poder despedirnos del Hium Chuli (el último visible de los grandes picos del Himalaya, con sus 6.441 m.), ya que le cubre una espesa capa de nubes.

Las grandes montañas quedan atrás y ya empezamos a sentir tener que dejar esta tierra, aunque aún nos queda mucho por visitar antes de regresar a casa. 


Este camino es solitario, no nos cruzamos con nadie a excepción de algún lugareño, y tras leves subidas y bajadas termina desembocando en el pueblo de Syauli Bazar (1.220 m.), donde se transforma en una pista ancha y pedregosa bastante incómoda y muy concurrida.

Seguimos bajando mientras conversamos animadamente con nuestros compis sobre los entresijos de los Sanfermines, y pasamos por los últimos pueblos de la ruta: Chimrung (1.130 m.), Lamakhet, Birethanti (1.025 m.) y finalmente Nayapul (1.070 m.), donde pasamos por los dos puntos de control de salida de la Zona de Conservación del Annapurna.

Son exactamente las 12:00 cuando damos por terminado el trek. Han sido 113 kilómetros recorridos en 8 días, con un desnivel acumulado de 8.055 metros positivos y 8.019 negativos. Estamos cansados pero muy satisfechos, y empezamos ya a saborear lo que hemos visto y sentido, las anécdotas…

Para regresar a Pokhara cogemos un autobús que se detiene a 50 metros y no tiene ninguna pinta de volver a ponerse en marcha, así que optamos por bajarnos y coger un taxi para los cuatro, que nos sale por unos 3 euros por persona. 
A la llegada al hotel nos damos una merecidísima ducha, pasamos la tarde haciendo turismo y alguna que otra compra, y para cenar quedamos con nuestros compañeros de ruta en el Everest Steak House, para degustar algo que sin duda hemos echado en falta en la montaña: la carne (y la cerveza, en menor medida). 



Aquí termina nuestra ruta por la zona del Annapurna, pero no nuestro viaje por Nepal...



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