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lunes, 10 de marzo de 2014

Etapa 2 GR11: Refugio de Colomers (2.115 m.) – Refugio de Conangles (1.555 m.), 17 de agosto de 2013

Distancia: 19,5 kilómetros
Desnivel positivo: 1.100 m.
Desnivel negativo: 1.595 m.
Cota máxima: Port de Caldes (2.550 m.)   
Tiempo de marcha: 11 horas y 20 minutos

Tras una noche en la que hemos dormido razonablemente bien, nos levantamos a las 7:15 y en vista de que el refugio está hasta arriba de “zombis” con los que nos chocamos en nuestras idas y venidas al recoger la mochila, optamos por desayunar en las escaleras de fuera, donde las vistas son espectaculares pero la comodidad brilla por su ausencia. Nos tomamos un “agualate” del refugio (por la friolera de 3 euros), café y bollos de nuestra propia cosecha, que hay que ir aligerando peso del petate.

A las 8:15 comenzamos a caminar y la niebla que asciende desde el valle nos regala una bonita despedida del Estany de Colomers y del Refugio.
Al poco de comenzar el ascenso nos pasamos la bifurcación con el GR11 (fieles a nuestro estilo), y aunque el despiste nos permite hacer unas fotos preciosas del Estany Mort de Garguilhs de Jos, y más tarde del de Sus, la ruta no va por allí y tenemos que retroceder, con la consiguiente colección de juramentos. A primera hora de la mañana estos errores no duelen tanto, estamos frescos y las vistas son maravillosas, pero de todos modos ¡hay que andar más atentos! 


Aunque parezca mentira, y a pesar de que la ruta está bien marcada, en la subida al Port de Caldes nos volvemos a despistar y volvemos como ayer a tener que ir brincando por los bloques de granito. 

Las vistas hacia atrás son maravillosas y aprovechamos cada parada para sacar alguna foto.

Coronamos el Port de Caldes (2.550 m.) a las 10:20 y nos hacemos un montón de fotos en la panorámica que se abre ante nosotros: el Coret de Oelhacrestada y los Estanys des Monges y de les Mangades, justo debajo. 




Tenemos que descender hasta la orilla de los Estanys para pasar entre ellos, y el camino es un auténtico gusto, aun no calienta mucho el sol y las vistas son increíbles dirijamos donde dirijamos la mirada y el objetivo de la cámara. 




Ascendemos cómodamente al Coret de Oethacrestada (2.475 m.) y lo coronamos a las 11:20. Estamos en el límite del Parque Nacional y el paisaje que se muestra ante nosotros es sencillamente espectacular. El Lac Deth Cap de Port allá abajo, y justo bajo él, un mar de niebla que esconde los picos de la Sierra de Rius y sus verticales paredes de piedra.


La parada para inmortalizarnos es obligada.






La bajada del puerto resulta incómoda, es un laberinto de piedras en el que vamos a modo gymkana buscando la siguiente marca que nos indique el camino, con mucho ojo de no desviarnos de la ruta.

Alcanzamos la orilla del Lac Deth Cap de Port (2.230 m.) a las 12:00 y agradecemos la tregua para nuestras rodillas.

Echamos la vista atrás para ver que efectivamente el camino por el que venimos ni se intuye entre las piedras. 

Bordeando el lago sentimos por un momento que nos hemos transportado a los Alpes, la estampa es típica de aquella zona. Las abundantes y tardías nieves de este año han hecho que en pleno mes de agosto todo esté bañado de un verde brillante y aun decorado por praderas de flores.


En apenas 15 minutos rodeamos el lago cómodamente por una senda que parece haber sido pintada para darle un toque artístico al paisaje, y al llegar a la presa contemplamos la bajada del puerto y el lago, un regalo para la vista.



Hacia abajo vemos ya el Ibon de Restanca, de un azul cristalino y profundo.

El camino de bajada lo hacemos despacito y con mucho cuidado, ya que está resbaladizo y con piedras que nos obligan a dar pasos irregulares. Descendemos paralelos al río que se nutre del lago que acabamos de dejar atrás, y su frescor nos acompaña buena parte de la bajada. 


Llegamos al Refugio de Restanca (2.010 m.) a las 12:40. En principio y según nuestra guía este sería el final de la etapa de hoy, pero hemos decidido unirla con la siguiente, así que nos encontramos en el ecuador de la jornada.

Hacemos un alto para descansar un poco los pies y comernos un bocadillo de queso que nos sabe a gloria, y a las 13:15 estamos de nuevo en marcha. 







Cruzamos la presa y nos internamos momentáneamente en una selva de vegetación casi tropical por la que apenas vemos el camino, y que además está impregnada por la humedad de la niebla que hasta hace poco cubría esta zona, con lo que nos vamos calando las piernas. 



Enseguida dejamos atrás la selva y comenzamos a descender por un camino bastante más incómodo y resbaladizo.

Avanzamos despacio, y aun y todo tenemos algún que otro resbalón, continuamente vamos agachándonos para no dar con nuestras cabezas en las ramas, la mochila va rozando con las piedras y ramas a cada paso…


Sobre las 14:10, cuando alcanzamos la zona llamada Raspes de Rius y comenzamos el ascenso al Port del mismo nombre, el camino por fin se suaviza, a pesar de que la pendiente es constante.


La subida al Port de Rius se hace larga debido a que la pendiente no es demasiado fuerte y el desnivel se va ganando lentamente. El resultado es que no nos agotamos, pero nos aburrimos un poco.
El paisaje a nuestra derecha es de pura roca desnuda, no observamos fauna (tampoco humana, de hecho vamos bromeando con la idea de haber “reservado” la zona para nosotros solos), y avanzamos a ritmo constante.
Encontramos una fuente muy oportuna un poco antes de alcanzar el Lac Rius, con lo que nos refrescamos y rellenamos las cantimploras.

Son las 15:30 cuando llegamos al Lac Rius (2.310 m.) y comenzamos a bordearlo con idea de plantar la tienda y dormir hoy por aquí. A las 16:00 ya hemos dado con el emplazamiento ideal a orillas del lago, pero en sólo 15 minutos más decidimos que las nubes que comienzan a crecer no nos dan buena espina, y volvemos a ponernos en marcha. 


A las 16:30 coronamos el Port de Rius (2.355 m.) y echando la vista atrás el lago nos deja una maravillosa y solitaria vista.

Comenzamos el descenso y perdemos altura rápidamente, siguiendo la senda que discurre por la derecha del barranco. El camino es bastante cómodo, pero el cansancio acumulado de la jornada comienza a pesar. 


Hacemos un par de intentonas más de dormir al raso, pero primero los mosquitos nos atacan sin piedad y en el segundo intento las nubes vuelven a presentar un pronóstico muy incierto, así que finalmente decidimos llegar hasta el Refugio de Conangles para ver si tenemos sitio.

Cuando tenemos cobertura telefónica confirmamos que en el refugio hay sitio para dormir, ya que para cenar hemos avisado muy tarde, así que con una cama esperándonos afrontamos el último tramo del día.


Son las 19:15 cuando alcanzamos por fin el valle tras la larga bajada.
El último cuarto de hora, que discurre sin desnivel y por pista forestal entre un maravilloso hayedo, se nos hace casi un regalo.

Alcanzamos el Refugio de Conangles (1.570 m.) a las 19:30, bastante hechos polvo, con un hambre voraz y apestando a humanidad de lo lindo.

Nos pegamos una buena ducha, sobre todo la mía porque elijo hacerlo con agua caliente, previo pago de 2 euros. Lavamos algo de ropa y la dejamos tendida fuera, aunque no sabemos cómo la encontraremos mañana…
Una vez duchados y con ropa limpia y abrigada, nos preparamos la cena en el comedor: hoy tenemos sopa y chipirones en su tinta, y de postre un colacao bien caliente que es lo mejor para meterse a la cama.

Para cuando nos damos cuenta ya tenemos la hora de acostarnos, no me ha dado tiempo a escribir la etapa de hoy, con lo que ya me veo que voy a ir acumulando trabajo…


Pernocta: 13 euros/persona
Desayuno: 7 euros/persona


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