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martes, 29 de abril de 2014

Etapa 8 GR11: Elizondo (200 m.) – Vera de Bidasoa (56 m.), 22 de febrero de 2014

Distancia: 29,6 kilómetros
Desnivel positivo: 1.260 m.
Desnivel negativo: 1.140 m.
Cota máxima: Collado de Iñaberri (805 m.)
Tiempo de marcha: 9 horas




Hemos pasado la noche en la comodidad de nuestra furgoneta, y aquí la dejamos esperándonos hasta nuestro regreso mañana. 
Tras un estupendo desayuno empezamos a caminar a las 8:40, desafiando al frío intenso que hace esta mañana. La rosada de los pastos es buena prueba de ello, y aunque vemos algún que otro madrugador concentrado en las tareas agrícolas, lo cierto es que las únicas que nos prestan atención son las ovejas. 
Salimos de Elizondo por encima del Sanatorio, y enseguida cruzamos la carretera para internarnos en un sendero ascendente que se alterna con una pista de tierra. La nieblilla mañanera se va levantando poco a poco, aunque hay nubes altas que hacen que el día esté bastante oscuro.











Nada más comenzar a andar nos damos cuenta de lo diferente que es este entorno del Pirineo que hemos conocido hasta ahora. La ausencia de altos picos, la vegetación, la explotación humana del paisaje y el hecho de que nos crucemos en sucesivas ocasiones con carretiles asfaltados y carreteras, nos llama la atención y nos recuerda lo lejos que queda ahora Parzán, donde dejamos la GR11 el pasado verano…













El camino asciende cómodamente pero enseguida comenzamos a notar que nos sobra la ropa, y aprovechamos las paradas para hacer fotos para ir desprendiéndonos de algunas capas. 
A eso de las 9:30 ya hemos ganado altura y tenemos una buena panorámica de Elizondo y sus alrededores, vemos que allá a lo lejos asoman las primeras nieves, aunque este fin de semana no nos acercaremos a ellas, sino que vamos en dirección contraria.


Por delante tenemos caminos anchos y transitados, entre campos e incluso con pequeñas puertas, lejos de aquella piedra desnuda y gris que abunda en las montañas. Aquí y allá aparecen caseríos y rebaños de ovejas que lucen sus abrigos invernales de lana tupida.












A las 9:45 nos cruzamos con la carretera que sube de Elizondo, y la seguimos hasta el Plano de Amezti (555 m.), un bonito claro de un verde brillante donde hay un merendero y una fuente.

Desde aquí nos queda la friolera de 25,7 kilómetros hasta Vera, alrededor de 7 horas y media de caminata. Nos queda la duda de si realmente necesitábamos ese dato…


Dejamos atrás la carretera y nos sumergimos en un camino sombrío, rodeado de hayas, de esos que nos gustan porque nos recuerdan a Irati. 
La alfombra de hojas rojizas nos cubre por completo las botas y el musgo recubriendo las piedras ofrece un contraste cromático maravilloso.
De vez en cuando vemos alguna pequeña cascada, fruto de las lluvias de las últimas semanas, que han caído sin descanso.

















Continuamos ascendiendo cómodamente pero sin tregua, y a las 11:00 alcanzamos el Collado de Iñaberri (805 m.), entre las cimas de Urruzpil y Landazarreta. En esta parte de la ruta, los postes indicativos marcan también la altitud, lo cual resulta bastante práctico.
La vista desde el collado es preciosa, las elevaciones del paisaje se suceden y los pastos verdes se alternan con zonas boscosas, aun con colores invernales. Las nubes cumplen la predicción para este fin de semana y comienzan a marcharse, lo cual nos alegra sobremanera porque a estas alturas de invierno un poco de sol ya apetece.


Llaneamos uniendo los Collados de Iñaberri y Bagatxeta, prácticamente equiparados en altitud, y a las 11:20 comenzamos el descenso por un sendero estrecho pero muy bien marcado. 
A las 11:50 llegamos al Collado de Eskisaroi (525 m.), donde la señal de rigor nos informa de que nos quedan hasta destino 19,2 kilómetros y alrededor de 6 horas. Bueno, todavía queda, pero es pronto y seguimos con energías.


A partir de aquí el camino es por pista, entre caseríos, pastos y rebaños, como es la tónica del día. Avanzamos cómodamente y a buen ritmo, superando el Collado de Alzu (510 m.) y la posterior subida y bajada hasta el Collado de Ursumia (550 m.). 
Observamos cómo la vegetación comienza a cambiar, apareciendo pinos y castaños, aunque los grandes robles siguen estando presentes. Incluso el aire es más cálido a partir de este punto, señal inequívoca de que nos acercamos a la costa…

A las 12:20, asoma por una pequeña ventana en el horizonte el Mar Cantábrico, final por el Oeste de la GR11, y nuestro objetivo particular de este fin de semana. 

Aprovechamos para hacer una pausa y picar algo para engañar al estómago, ya que aun no queremos parar a comer.


Continuamos con el sube y baja de la etapa, hasta el Collado de Irazako (530 m.), donde no podemos evitar parar a hacer fotos a los ponis que pastan tranquilamente. Son ya casi las 13:00, y aun queda mucho camino por delante.









Nos despistamos tras el Collado y en vez de continuar recto giramos a la derecha por una pista que desciende. Bordeamos el Centinela (662 m.) y conectamos con la HRP, con lo que aun vemos alguna marca, pero unos 40 minutos después llegamos a una encrucijada de varias pistas, donde no sabemos qué camino tomar. Nos decantamos por uno que se dirige a los pies de Arxuria (758 m.), donde nos encontramos con una pareja que nos orienta sobre cómo reenganchamos a la GR11.
En cuanto nos vemos ubicados en el buen camino paramos a comer en un claro rodeados de grandes robles, y en apenas 20 minutos devoramos con ansia el bocadillo de tortilla que dejamos preparado ayer. Nuestros pies saborean igualmente el rato de descanso, porque la distancia acumulada se empieza ya a notar. 

Retomamos la marcha a las 14:30 en dirección al Collado de Xorilepo, donde se encuentra la bifurcación de la ruta: el camino que lleva a Lesaka (variante GR11.13) y el que lleva a Vera, que es el que nosotros tomaremos. Alcanzamos el Collado de Nabarlatz (477 m.) y continuamos siguiendo las indicaciones hacia Xorilepo, que en nuestro mapa no aparece, pero que es sin duda el camino hacia Vera y Lesaka. 
Son las 14:50 y aun nos quedan 10 kilómetros de camino, o lo que es lo mismo un tercio de la etapa por delante. 

A partir de ahora caminamos literalmente sobre la frontera por una pista ancha, que va dejando a ambos lados las Palomeras de Etxalar. Nos preguntamos si con tanta gente apostada a los lados dispuesta a dispararles habrá alguna paloma que consiga pasar ilesa el peaje, y vemos que hay construcciones sólidas y otras bastante rudimentarias a las que no tenemos claro si nos subiríamos o no.

















Llegamos al Puerto de Lizarrieta (441 m.) a las 15:20, que presenta un aspecto bastante desolado. Hay un bar en la misma muga, pero en invierno está cerrado (aunque guardábamos alguna esperanza de que estuviera abierto, la verdad), así que continuamos ruta, ahora en claro descenso, enfilando los últimos 8 kilómetros de la jornada.


Mientras caminamos nos llama la atención que a estas alturas ya se empiezan a ver las primeras flores. Como venimos de los días grises y lluviosos de Pamplona, no podemos evitar fotografiarlas y alegrarnos de que la primavera se acerca inexorablemente.

Y como suele suceder, en primavera persisten las lluvias, y hoy las nubes se han ido cerrando poco a poco, así que no descartamos mojarnos antes de llegar al destino… 

Pasamos el Collado de Idoia (260 m.) y sobre las 16:00, desde lo alto de Santa Bárbara (337 m.) divisamos por fin Vera de Bidasoa, allá abajo, y aunque ver la meta reconforta, la bajada aun promete hacerse larga. 
A ratos por pista y a ratos por camino continuamos avanzando, ya bastante cansados y con los pies algo resentidos, cada vez con más ganas de llegar. 


A las 17:00 enfilamos la última parte de la etapa, que incluye una bajada bastante pronunciada a través de un campo, que hacemos bajo una persistente aunque breve borrasca que nos obliga a parar para abrigarnos como es debido. Nos cuesta más vestirnos y desvestirnos de lo que dura la propia lluvia, pero es lo que toca, aun quedan 3 kilómetros y no queremos recorrerlos empapados.

Comienzan a aparecer las primeras casas y caseríos, entramos en caminos asfaltados y cercados y tras alguna vuelta que otra y un pequeño despiste en un punto en el que la señalización es algo confusa, desembocamos por fin en el pueblo de Vera (56 m.) a las 17:40, exhaustos.


Vamos directamente al hostal y nos regalamos una más que merecida cerveza/aquarius. Las piernas se agarrotan a la mínima y nos las vemos para subir las escaleras hasta la habitación tras la parada en la terraza.

Un buen baño con agua caliente nos deja como nuevos, y salimos en busca de algún bar para cenar con idea de acostarnos en cuanto terminemos de masticar.  


El Hostal Auzoa es una opción muy recomendable, las habitaciones están muy bien y dispone de una zona de cocina-comedor común para todos los huéspedes, donde no se puede cocinar porque no hay fuegos, pero se puede llevar hornillo y apañarse. Tiene microondas y nos encontramos con la agradable sorpresa de que nos dejan casi preparado el desayuno para mañana (leche, zumo, café, galletas…) a falta de algún vicio que nos compramos para completarlo. 


Hamburguesa en Errekalde: 14 euros.
Noche en Hostal Auzoa: 60 euros.



sábado, 19 de abril de 2014

Etapa 7 GR11: Refugio Es Plans (1.560 m.) – Parzán (1.144 m.), 23 de agosto de 2013

Distancia: 17,9 kilómetros
Desnivel positivo: 945 m.
Desnivel negativo: 1.359 m.
Cota máxima: Collata Chistau (2.314 m.)
Tiempo de marcha: 7 horas



La noche ha tenido una banda sonora de lo más completa, por un lado una buena serenata de ronquidos y por otro, de lloros de los perros pidiendo salir a la calle en repetidas ocasiones. De no haber sido por esto habríamos dormido genial, el sitio es bastante cómodo, sobre todo teniendo en cuenta que ha seguido lloviendo durante buena parte de la noche, y lo de estar resguardados y calentitos tiene su punto.

Nos levantamos los primeros, recogemos todo sin hacer ruido y bajamos al piso inferior para empaquetar la mochila.
El día está despejado y el río ha vuelto a su ser dejando el puente al descubierto, así que para las 7:30 estamos camino del Camping Forcallo dispuestos a disfrutar de un desayuno como Dios manda. Este camping es una auténtica gozada, dispone de lo necesario para estar cómodo, hay buen ambiente porque es pequeño y casi familiar, y el entorno es sencillamente maravilloso.

Junto con una pareja de franceses somos los únicos que han madrugado tanto, y tenemos el bar/comedor para nosotros. Desayunamos a base de tostadas, bollería, colacao, café y zumo, saboreando y disfrutando de lo lindo.


A las 8:25 nos ponemos en marcha, con la ropa que llevábamos ayer estratégicamente distribuida sobre la mochila para ver si al sol se seca.

Retomamos la ruta por la pista que desciende paralela al Río Zinqueta, y a los pocos minutos paramos en la Fuen d´es Chelfos que está en el margen derecho, a coger agua.

Después de la dura bajada de ayer agradecemos llanear un poco para ir estirando las piernas, y como la pista está sombreada a esta hora, vamos a buen paso charlando cómodamente y disfrutando del paseo. 



Hacia las 9:00 se termina el llanear y comenzamos a ascender, todavía por pista, así que seguimos en “modo paseo”, haciendo fotos idiotas y empezando a quitarnos capas de ropa en cuanto salimos al sol.

A nuestra espalda la granizada de ayer parece nieve sobre las laderas de los picos, y nos despedimos del Posets, esperando volver en otro momento por aquí para ascenderlo.


Recortamos los zigzgas de la pista cruzando por varios caminillos, y una vez pasadas las Bordas de Lisier, la pista se convierte definitivamente en senda.

Sobre las 9:50 salimos al claro conocido como Plan d´Es Carlistas, donde cientos de saltamontes de tamaños y colores variados salen despavoridos a nuestro paso. Intentamos sin éxito captar el movimiento con la cámara.




El camino asciende sin complicaciones, la etapa de hoy no tiene grandes collados, y eso se nota en el paisaje, que es más verde y más suave. 



Cruzamos el Barranco la Basa a las 11:40 por un puente de esos que parecen sacados de un cuento y continuamos el ascenso por senda bien marcada y sin cruzarnos con nadie.








El río tiene algún que otro salto con su correspondiente poza debajo, y no nos cuesta imaginarnos por aquí pasando tranquilamente un fin de semana dando algún paseo y bañándonos…

A nuestra derecha y conforme vamos ganando altura, vemos la Sierra Picaruela, con amplios pastos y un horizonte sin grandes picos rocosos.

A las 11:00 alcanzamos la Cabaña Sallena, o lo que queda de ella, más bien, ya que está totalmente destruida.





Seguimos ascendiendo por el Vallecillo de Montarruego y cruzamos el barranco del mismo nombre. Las vistas sobre el valle cada vez son más bonitas, allá a lo lejos se va quedando ya el Posets (2.368 m.) y la tremenda bajada de ayer para llegar a Biadós.

A las 12:00 coronamos la Collata Chistau (2.314 m.), y nos encontramos arriba con unos que han subido por la pista en quad, un dolor para la vista y una perturbación del silencio que no terminamos de entender.
En lo alto del puerto hay una cabaña en buen estado, en la que valdría quedarse a dormir solo por disfrutar de un atardecer y un amanecer con esas vistas. La inspeccionamos con detalle y seguimos camino.























La senda baja por la ladera derecha del valle, recortando un amplio zigzag que da la pista forestal.

Paramos a comer en el mismo camino, con vistas al valle, y degustamos nuestras últimas provisiones frías: una lata de pulpo y unas almendras, un menú más bien escaso con el que esperamos engañar al estómago hasta nuestra llegada a destino.





A las 12:45 ya hemos perdido bastante altura y el barranco comienza a quedar más cerca, escuchamos el rumor del agua, que siempre anima, y continuamos bajando, ahora ya por pista.








Son las 13:15 cuando divisamos la Central Eléctrica de Ordizeto (1.940 m.), que vista desde arriba no es fea, pero que desde abajo desluce bastante el paisaje.




Para las 14:00 ya estamos oficialmente hasta el gorro de la pista, hace un calor tremendo y no vemos la hora de llegar al pueblo. 
La pista continua paralela al Barranco d´Ordizeto, hasta qué éste desemboca en el Río Barrosa, ya a nivel de la carretera. Cruzamos para alcanzarla el Puente de Pozilcas y aun nos queda por delante kilómetro y medio de asfalto bajo un sol de justicia, lo que faltaba para un descenso aburrido… 
Son las 15:30 cuando llegamos a Parzán (1.144 m.) y nos sentamos a tomar algo fresco y una estupenda ración de calamares. 

Buscamos sitio para dormir y siguiendo la recomendación de unos amigos, terminamos en el Hostal La Fuen. Nos damos una ducha, echamos la siesta y planificamos la etapa de mañana, estamos a la espera de saber si se unirán a nosotros unos amigos, y con un ojo puesto en el cielo y otro en la predicción para los próximos días. 

A la mañana siguiente decidimos dejar aquí la ruta y regresar a casa, el tiempo para los próximos días empeora claramente y nuestros amigos al final no vienen, con lo cual recogemos la mochila y emprendemos el regreso a Pamplona. Como hemos perdido el autobús de la mañana, el trayecto nos llevará casi todo el día: autostop hasta Bielsa, autobús a Ainsa, de ahí autobús a Barbastro, luego autobús a Zaragoza, y por fin un último viaje en autobús hasta Pamplona. 
Por una parte abandonamos con pena porque el plan era llegar a Panticosa y teníamos ganas de ascender Monte Perdido, pero por otro lado, llegar a casa siempre se coge con gusto, y ahora nos quedan tres semanas completas aun de vacaciones, así que… 


Desayuno en el Camping Forcallo: 7 euros/persona. 
Noche de hotel, cena (plato combinado) y desayuno para dos personas: 72 euros. 
Viaje de vuelta a Pamplona: 34 euros/persona.


lunes, 7 de abril de 2014

Etapa 6 GR11: Ibón de Grist (2.411 m.) – Refugio Es Plans (1.560 m.), 22 de agosto de 2013

Distancia: 16,1 kilómetros
Desnivel positivo: 846 m.
Desnivel negativo: 1.746 m.
Cota máxima: Collata de Grist o Forqueta (2.865 m.)
Tiempo de marcha: 8 horas y 50 minutos





Después de una noche incómoda hasta más no poder en la que no encontramos postura por más vueltas que demos (sobre todo yo), nos quedamos un poco remoloneando en el saco y juntando ganas para levantarnos.

Dejamos que la tienda se seque y aprovechamos para desayunar y recoger las mochilas, mientras que las vacas se van acercando poco a poco a inspeccionarnos.

Hasta que están ya casi metiéndose en la tienda y optamos por espantarlos, que es prestada y tenemos que devolverla sana y salva…


En vista de la noche que hemos pasado decidimos dejar la cima del Posets para otra ocasión más propicia, y arrancamos el día a las 9:10 con el objetivo de llegar al Refugio de Biadós y dormir un poquito más adelante. 

A las 9:25 dejamos atrás el Ibón de Grist (2.411 m.) pasando por una pequeña cascada que desciende hacia el valle, y comenzamos la bajada hasta el Refugio de Angel Orús. El plan original era alquilar allí el material para hacer cima y probablemente dormir allí esta noche, pero en vez de eso esperamos tomarnos algo caliente, comprarnos un bocadillo para comer hoy y seguir nuestro camino. Aparte de esto, y según el mapa, la GR11 pasa sí o sí por el refugio, con lo que no tenemos mucha elección. 

Descendemos por un camino a media ladera, a la derecha del Barranco d´es Ibons, y tenemos una buena panorámica sobre el Valle de Eriste y del Refugio, que casi parece estar camuflado.


A las 10:00 llegamos a la Cabaña Llardana, a la que le falta la mitad del techo, pero que nunca se sabe si en una emergencia puede sacarte de un apuro…

Pasamos la bifurcación que indica el camino hacia el Refugio de Biadós, y un poco más adelante cruzamos el Barranco de Llardaneta, donde aprovechamos para rellenar de agua las botellas. 

Son las 11:20 cuando llegamos al Refugio de Angel Orús/El Forcau (2.150 m.), y nos damos cuenta de que no era necesario haber bajado hasta aquí, ya que la GR11 no continua desde este punto sino desde la bifurcación que hemos pasado antes.
Además de eso, el refugio está cerrado y nos quedamos con las ganas de desayunar, y sin bocadillo para comer. 


Contemplamos las vistas desde la terraza del refugio, que por lo que parece fue testigo ayer de una animada velada, a juzgar por la cantidad de cervezas que se acumulan en las mesas.
Nos ponemos de nuevo en movimiento tras el desastre de visita, y alcanzamos la bifurcación a las 12:30, algo más cansados, acalorados y con la sensación de haber perdido el tiempo.

A partir de aquí comenzamos el ascenso hacia la Tuca Llardana o Posets (3.368 m.), que dejaremos en breve a nuestra derecha para continuar con la ruta.

Nos cruzamos con gente a esta hora ya baja, nos comentan que la subida está bien y bonita, y nos da pena haberla descartado, pero como solemos decir “no parece que vayan a mover la montaña”, así que volveremos en otra ocasión.


El Barranco Llardaneta, que baja del Ibón del mismo nombre, desciende frío y forma varias pozas y pequeñas cascadas que hacen que el ascenso sea una auténtica gozada.
Los neveros aguantan desafiando la ley de la gravedad y parecen extraños aleros que dan sombra a la orilla izquierda.
Allá a lo lejos, si miramos hacia atrás, vemos la Aguja del Forcau (2.750 m.) y el Forcau Alto (2.857 m.). 









El ascenso está bien marcado y aunque salva gran desnivel, se hace cómodo. Cruzamos un puente metálico algo desvencijado y a las 13:45 llegamos al Ibón de Llardaneta (2.676 m.), un lugar sencillamente espectacular.


Bordear el ibón resulta un paseo maravilloso, hacemos montones de fotos desde todos los ángulos y panorámicas y no nos resistimos a hacer posados divertidos. 
En el extremo opuesto del ibón hay una campa con varios vivacs preparados, donde la verdad no nos importaría nada quedarnos a pasar el día completo, porque el entorno lo merece. 

Por primera vez en lo que llevamos de ruta nos cruzamos con alguien que también se ha embarcado en esta aventura, aunque ellos van en sentido contrario. Lo cierto es que pensábamos encontrarnos con más gente, pero ellos son los primeros.

A las 14:00 ya hemos dejado atrás el ibón y nos encontramos frente a la amenazadora y empinada cuesta de la Collada de Grist o Forqueta (2.865 m.), una de las mayores alturas que alcanzaremos durante la ruta.

Ya no nos asustamos ante ningún collado, así que poco a poco y en zigzags bastante bien marcados, ascendemos a buen ritmo y coronamos a las 14:35. 



La vista desde lo alto es maravillosa, nos recreamos nuevamente con la cámara mirando a todas partes.

La bajada es igual de pedregosa que la subida (como era de esperar) pero en esta vertiente resiste aun un nevero bastante majo que pasamos con mucho cuidado porque hay una respetable pendiente bajo nosotros.
Poco a poco y siguiendo la huella pasamos al otro lado y contemplamos echando la vista atrás el descenso, que no hemos hecho más que comenzar






Casi no llegamos a distinguir el Refugio y las granjas de Biadós, allá abajo, y nos preparamos mentalmente para lo que va a ser una larga bajada. Cómoda, pero muy larga, siguiendo el Barranco de La Ribereta hasta el valle. 






A las 15:40 continuamos bajando, hemos perdido mucho desnivel, el paisaje se ha suavizado y ya comienzan ya a aparecer los primeros pastos y las primeras vacas.


Si echamos la vista atrás, la bajada que llevamos sobre nuestras rodillas impresiona.


A las 16:00 estamos frente a la cascada que baja del Ibón de Millaris, que hemos preferido no visitar para no desviarnos. En caso de querer hacerlo, es posible dormir allí porque hay una cabaña en bastante buen estado.  



A las 16:40 ya podemos ver el Refugio, aun está lejos pero nos vamos acercando… Conforme seguimos descendiendo, el cielo se va cubriendo, y aunque apretamos el paso, un poco antes de llegar nos pilla la típica tormenta de verano.

Llegamos al Refugio de Biadós (1.740 m.) a las 17:00, prácticamente corriendo para no calarnos, y nos refugiamos en su pequeño comedor a degustar un bocadillo de jamón cocido. Teniendo en cuenta que no hemos podido comprar nada en Angel Orús, acumulamos un hambre considerable, así que nos da lo mismo que el pan esté bastante duro y nos cueste trabajo masticar.  

La vista desde el refugio hacia el Collado de Grist es impresionante, parece mentira que acabemos de bajar de allí…



Coincidimos con una pareja que comienza el último tramo que les queda para completar toda la GR11 hoy, van en dirección contraria y pretenden dormir hoy de camino al Refugio de Estós, les deseamos suerte, intercambiamos algún consejo y nos despedimos, porque ha dejado de llover y nosotros queremos continuar un poquito más. 



Pasado el refugio y siguiendo la señalización de la ruta, esquivamos un amplio zigzag de la pista que baja al Camping Forcallo.

Frente al camping hay un pequeño puente de madera que cruza el Río Zinqueta y en pocos minutos llegamos al Refugio Es Plans (1.560 m.), que hoy compartiremos con una pareja y dos amigos con sus dos perros. 



El refugio está bastante bien, abajo tiene una gran mesa con bancos y chimenea, y en el piso superior hay un gran espacio donde poner las esterillas sobre el suelo de madera.


Lo mejor de todo es su localización, ya que puedes hacer uso de los servicios del camping y la pista llega prácticamente hasta aquí, con lo que está bien comunicado. 


Como todavía son las 18:00, decidimos aprovechar la cercanía del camping y vamos a darnos una ducha y a tomar algo antes de cenar. 

La ducha resulta super reconfortante y nos quedamos como nuevos. Eso sí, nada más salir de los baños, comienza a caer una granizada de las que se recuerdan, y corremos a refugiarnos en el bar. 
Dos cervezas más tarde comprobamos con preocupación que no solo no deja de granizar, sino que tampoco tiene pinta de hacerlo, y caemos en la cuenta de que el puente que hemos cruzado para llegar al refugio no estaba muy elevado sobre el cauce, con lo cual nos liamos la toalla a la cabeza, y resignados a empaparnos, nos lanzamos al cruce del río. 

Caminamos por la pradera del camping con los pies sumergidos hasta los tobillos, y al llegar al río vemos que nuestros temores eran fundados: el puente está ya a punto de cubrirse y de hecho para poder cruzarlo tenemos que dar un buen salto porque la orilla ya no está en el mismo lugar que antes. De este épico momento no hay fotos porque fuimos a ducharnos con las toallas y poco más, y porque aun habiendo tenido la cámara, no estábamos para tonterías. ¡Unos minutos más tarde y nos quedamos a pasar la noche en el camping con lo puesto!

Totalmente chirriados nuestros compañeros de refugio nos reciben aliviados, ya pensaban que nos quedábamos en la otra orilla. Cenamos sopa y pasta conversando con ellos y nos acostamos.


Ducha: 4 euros/persona.